La lluvia no ha cesado en 72 horas |
Texto y foto: Sergio Rivero Carrasco
Durante varios días venimos entonando la canción cuyo con
texto titulamos este post, y es que en
la Isla de la Juventud hace más de 72 horas no acaba de escampar y la lluvia
baña el ambiente desde los días previo al inicio de la temporada ciclónica que
se estrenó ayer y en la que el gobierno cubano ha anunciado que las instituciones especializadas
pronostican una cifra de organismos tropicales superior a la media anual de 10,
razón por la cual las medidas previstas son superiores a ocasiones anteriores,
poniendo en práctica las estrategias para la prevención de catástrofes y el
sistema de alerta temprana, aseguradoras de la protección de las vidas humanas
y de los recursos materiales. Los pronósticos para los próximos días también apuntan a la continuidad de las precipitaciones.
Desde mediados del pasado mes se realizó en todo el país el
ejercicio popular Meteoro 2013, dedicado a enfrentar eventos meteorológicos de
gran intensidad, en el que las instituciones y la población pasaron revista a las
medidas previstas para asegurar la acción de prever y proteger sus medios y
bienes. La población realizó ejercicios prácticos en materia de evacuación, protección
de bienes, labor de las zonas de defensa en los barrios y las brigadas
populares creadas para el salvamento y la protección de los habitantes y sus
bienes.
Hoy es domingo y muchas personas se han limitado a realizar
los recorridos acostumbrados a los mercados para adquirir las viandas, carnes y
hortalizas para la semana, oreos han caminado poco a poco a su trabajo; los
niños, y entre ellos mi nietecita Mariana, como siempre detrás de las ventanas mirando como cae la lluvia y no se
acostumbran a la negativa de “no jugar afuera porque se mojan y pueden
enfermarse”. Hasta los muñequitos y películas que en otras ocasiones reclaman,
se tornan indiferentes para tanto tiempo de espera.
No obstante, esa pertinaz lluvia ha sido muy provechosa para
la agricultura, cientos de caballerías cultivadas esperaban por este baño
prolongado para reverdecer y elevarse con fortaleza para rendir mejores frutos…
Pero… ¡cuidado!, si se prolonga los efectos pudieran ser muy malos porque
después de tantos días de riego constante pueden llegar a saturar las tierras,
anegarlas y podrir las plantaciones.
De todos modos, hasta yo estoy desesperado por seguir
cantando con Teresita otro de los versos de esa melodía ya tradicional… Tin,
tin, la lluvia cesó.
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