En esa misma intervención, histórica desde que fue pronunciada, hace varias precisiones que parecen estar dichas hoy y han pasado 17 años: “Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre*.
”Es necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente [...]. Con sólo el 20% de la población mundial, consumen las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo. Han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono y han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer.
“Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año al mar. Numerosas especies se extinguen [...]
“Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la tierra[...] Aplíquese un orden económico internacional justo. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa…”
Con toda moral el Comandante en Jefe a la vez que alertaba, desafiaba a los poderosos por no hacer lo que les correspondía y les llamaba la atención en cuanto a que de no hacer lo necesario, se podía correr el riesgo de que en otro momento fuera demasiado tarde.
Como todos conocemos de allá hasta acá ha llovido bastante; han coexistido precipitaciones abundantes y épocas de gran sequía, huracanes devastadores como el Michel, Iván, Gustav y el Ike, la subida de las temperaturas ha provocado inevitablemente un aumento del nivel de los mares, abrasadoras olas de calor y cataclismos naturales cada vez más frecuentes y violentos con sus consabidas consecuencias, sobre todo para los más pobres. Los glaciares del Himalaya perdieron el 21% de su superficie desde 1962.
Toda esta combinación de desastres naturales han provocado que cerca del 30% de las especies del planeta corren un grave riesgo de extinción y cada día que pasa se agravan los riesgos y los peligros, por lo que algunos grandes países a los que hay que “convencer” porque encerrados en una especie de ficción liberal, están negados a declinarse ante la irresponsabilidad extrema de sus actos sin tener en cuenta, como precisaba el Llamado de París de 2007, “Hemos llegado al umbral de lo irreversible, de lo irreparable”.
Al poner sobre el tapete la inconsciente actuación de Estados Unidos, y una decena de países en Copenhague, como lo demostró en su conferencia de prensa el Canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, nos damos cuenta de que están jugando con candela, continúan aplazando lo que debió ser ayer y hacen pesar sobre las espaldas de los desposeídos, la mayor carga para dar solución a muy largo plazo, con el aporte monetario de “todos” no de los potentados, a la reducción de los gases tóxicos de efecto invernadero, desecho de las grandes industrias que acelerarían el calentamiento global en más de dos grados cersius.
Estoy llamando la atención, sobre todo, de Estados Unidos, que no firmó el Llamado de París, sigue negándose a firmar los acuerdos de Kioto sobre la reducción de los gases de efecto invernadero mientras que es responsable de más del 25% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono y en Copenhague adopta una postura omnipotente y tampoco se compromete.
La actuación de los presidentes y representantes de la ALBA con enérgicas y preclaras condenas, ponen de manifiesto cuánto queda todavía por batallar en este campo y el papel protagónico que le corresponde a los movimientos sociales, a las organizaciones No Gubernamentales (ONG) y a los gobiernos progresistas del planeta para desterrar de la faz de la tierra de una vez y por todas al sistema que provoca esos males con su estrategia de mercado sin tener en cuenta al hombre.
Encauzar acciones que transformen el orden económico injusto que opera hoy, promuevan medidas para lograr que nuestra especie pase de depredadora del medio ambiente a constructora de formas equilibradas e interactivas de vida para que la existencia no se convierta en una quimera y no demos lugar con procederes irresponsables a que se cumpla la predicción de Fidel en Brasil hace 17 años.
* El destacado es nuestro
“Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año al mar. Numerosas especies se extinguen [...]
“Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la tierra[...] Aplíquese un orden económico internacional justo. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa…”
Con toda moral el Comandante en Jefe a la vez que alertaba, desafiaba a los poderosos por no hacer lo que les correspondía y les llamaba la atención en cuanto a que de no hacer lo necesario, se podía correr el riesgo de que en otro momento fuera demasiado tarde.
Como todos conocemos de allá hasta acá ha llovido bastante; han coexistido precipitaciones abundantes y épocas de gran sequía, huracanes devastadores como el Michel, Iván, Gustav y el Ike, la subida de las temperaturas ha provocado inevitablemente un aumento del nivel de los mares, abrasadoras olas de calor y cataclismos naturales cada vez más frecuentes y violentos con sus consabidas consecuencias, sobre todo para los más pobres. Los glaciares del Himalaya perdieron el 21% de su superficie desde 1962.
Toda esta combinación de desastres naturales han provocado que cerca del 30% de las especies del planeta corren un grave riesgo de extinción y cada día que pasa se agravan los riesgos y los peligros, por lo que algunos grandes países a los que hay que “convencer” porque encerrados en una especie de ficción liberal, están negados a declinarse ante la irresponsabilidad extrema de sus actos sin tener en cuenta, como precisaba el Llamado de París de 2007, “Hemos llegado al umbral de lo irreversible, de lo irreparable”.
Al poner sobre el tapete la inconsciente actuación de Estados Unidos, y una decena de países en Copenhague, como lo demostró en su conferencia de prensa el Canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, nos damos cuenta de que están jugando con candela, continúan aplazando lo que debió ser ayer y hacen pesar sobre las espaldas de los desposeídos, la mayor carga para dar solución a muy largo plazo, con el aporte monetario de “todos” no de los potentados, a la reducción de los gases tóxicos de efecto invernadero, desecho de las grandes industrias que acelerarían el calentamiento global en más de dos grados cersius.
Estoy llamando la atención, sobre todo, de Estados Unidos, que no firmó el Llamado de París, sigue negándose a firmar los acuerdos de Kioto sobre la reducción de los gases de efecto invernadero mientras que es responsable de más del 25% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono y en Copenhague adopta una postura omnipotente y tampoco se compromete.
La actuación de los presidentes y representantes de la ALBA con enérgicas y preclaras condenas, ponen de manifiesto cuánto queda todavía por batallar en este campo y el papel protagónico que le corresponde a los movimientos sociales, a las organizaciones No Gubernamentales (ONG) y a los gobiernos progresistas del planeta para desterrar de la faz de la tierra de una vez y por todas al sistema que provoca esos males con su estrategia de mercado sin tener en cuenta al hombre.
Encauzar acciones que transformen el orden económico injusto que opera hoy, promuevan medidas para lograr que nuestra especie pase de depredadora del medio ambiente a constructora de formas equilibradas e interactivas de vida para que la existencia no se convierta en una quimera y no demos lugar con procederes irresponsables a que se cumpla la predicción de Fidel en Brasil hace 17 años.
* El destacado es nuestro