La propia letra de los documentos que a mediados de diciembre de 2004 firmaron Hugo Chávez y Fidel Castro, quienes de común acuerdo plasmaron, resulta muy válido recordar algunos principios presentes en esta concepción integracionista de nuestras naciones –y resulta válido citar:
“Coincidimos en que la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), propuesta por el Presidente Hugo Chávez Frías en ocasión de la III Cumbre de Jefes de Estados y de Gobiernos de la Asociación de Estados del Caribe, celebrada en la Isla Margarita en diciembre de 2001, traza los principios rectores de la verdadera integración latinoamericana y caribeña, basada en la justicia, y nos comprometemos a luchar conjuntamente para hacerla realidad.
“Afirmamos que el principio cardinal que debe guiar el ALBA es la solidaridad más amplia entre los pueblos de América Latina y el Caribe, que se sustenta en el pensamiento de Bolívar, Martí, Sucre, O’Higgins, San Martín, Hidalgo, Petion, Morazán, Sandino y tantos otros próceres, sin nacionalismos egoístas ni políticas nacionalistas restrictivas que niegan el objetivo de construir una Patria Grande en la América Latina, según la soñaron los héroes de nuestras luchas emancipadoras.
“En tal sentido, coincidimos plenamente en que el ALBA no se hará realidad con criterios mercantilistas ni intereses egoístas de ganancia empresarial o beneficio nacional en perjuicio de otros pueblos. Solo una amplia visión latinoamericanista, que reconozca la imposibilidad de que nuestros países se desarrollen y sean verdaderamente independientes de forma aislada, será capaz de lograr lo que Bolívar llamó ‘…ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riqueza que por su libertad y gloria’, y que Martí concibiera como la ‘América Nuestra’, para diferenciarla de la otra América, expansionista y de apetitos imperiales.
“Expresamos asimismo que el ALBA tiene por objetivo la transformación de las sociedades latinoamericanas, haciéndolas más justas, cultas, participativas y solidarias y que, por ello, está concebida como un proceso integral que asegure la eliminación de las desigualdades sociales y fomente la calidad de vida y una participación efectiva de los pueblos en la conformación de su propio destino.”
No ahorré espacio en las anteriores citas porque me ahorraba comentar acerca de ello y sí demostrar con algunos ejemplos cómo se ha comportado este proyecto integracionista en los cinco años que se celebran con la realización desde hoy de la VIII Cumbre Extraordinaria que también celebra el aniversario 15 de la primera visita del presidente Hugo Chávez a La Habana y en el marco de la X Comisión Mixta Intergubernamental Cuba-Venezuela.
Los programas firmados desde sus inicios por Fidel y Chávez se han multiplicado en beneficio de los pueblos de la región, y en particular de sus nueve naciones miembros. Entre sus principales logros se encuentran la aplicación del método cubano Yo sí puedo, dirigido a enseñar a leer y escribir se extiende ya a 28 países, incluso en lenguas originarias de sus pueblos por lo que la erradicación del analfabetismo en Venezuela, Bolivia y Nicaragua; el desarrollo de los programas Barrio Adentro que han permitido salvar decenas de miles de vidas, además de que un millón de latinoamericanos y caribeños haya recuperado la visión, ha sido una obra difícil de opacar.
En estos cinco años más de 32 mil trabajadores cubanos de la salud se han convertido en vencedores de la muerte, como los calificara el Comandante en Jefe Fidel Castro, en alusión a la noble misión de llegar a cada rincón de la selva, de la montaña, de los barrios marginales en las urbes, en aras de salvarlos de epidemias y enfermedades diversas a la vez que ha contribuido a la formación de profesionales de diferentes especialidades tanto en la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas como en sus propios países.
Hay otros proyectos de envergadura regional como el ALBA Energético, que han tenido como base la Revolución Energética realizada en Cuba por iniciativa de Fidel y que han servido como una válida experiencia para llevar adelante en la región útiles iniciativas encaminadas a promover el desarrollo a través del ahorro y otras a paliar las propias insuficiencias generadoras en algunos países como Ecuador hasta que no concluyan las inversiones previstas con ese fin.
La condena al bloqueo de EEUU contra Cuba en la Cumbre de las Américas de Portugal, la eliminación de las injustas sanciones contra la Isla en la OEA y el rechazo al golpe de estado en Honduras, son representativas de la influencia que en la política internacional ha logrado el ALBA.
Uno de los acuerdos del ALBA fue crear en cada uno de los países que lo integran una casa cultural. Las Casas del ALBA Cultural servirán para crear una red de instituciones destinadas a enriquecer la vida social y cultural y a la vez, favorecer la expresión y desarrollo de las ideas y de la creación artística y literaria de nuestros pueblos. La Casa Cultural de La Habana tiene como principales objetivos: promover lo mejor de la creación artística e intelectual, el patrimonio socio-cultural y el conocimiento de la historia, de los pueblos de Nuestra América.
Otro proyecto de gran envergadura que decidirá parte del desarrollo actual y futuro de esta comunidad de países es el Polo Científico del ALBA y en el que Venezuela propuso crear una gran red de cooperación en este campo que tenga sede en Caracas, así como la iniciativa de abrir la Escuela Superior de Ciencias Básicas de Venezuela para los países del ALBA, con la cual se beneficiarán jóvenes aventajados de todas nuestras naciones para la realización de proyectos para bien común.
Esta Alianza solidaria también ha sido una barrera protectora de nuestras naciones contra el neoliberalismo desgarrador que pretende desmantelar el poder de los Estados y promover incesantemente la propiedad privada como única válida para el desarrollo desarticulando las economías de las naciones más pobres las cuales quedan a merced de los grandes consorcios. Una prueba de ello ha sido la lucha contra el ALCA que su acción depredadora y manipuladora de las economías las convierte cada vez más en míseros dependientes de los poderosos.
La aprobación del Banco del ALBA y la moneda de transacciones, El Sucre, eliminará toda posibilidad de absorción de las nueve naciones integradas, por parte de las grandes potencias, principalmente por Estados Unidos, que en esta época de aguda crisis financiera y global hace cualquier cosa por sobrevivir a ella.
El ALBA llegó para quedarse, ha sido como un sol naciente que trae la fresca luz cada amanecer a millones de latinoamericanos que luchan por alcanzar un mejor desempeño de sus países para bien de sus hijos.
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