Por M. H. Lagarde
Tomado de Cambios en Cuba
Salvo sus familiares o sus vecinos, nadie recuerda a la mediocre actriz que desde hace algo más de una década desapareció de las pantallas de la TV cubana y que en los últimos días ha vuelto aparecer, nada menos que con su rostro “desfigurado” por golpes, en las páginas de internet de la contrarrevolución mediática contra Cuba.
"La violencia ha llegado en Cuba a niveles críticos", aseguró en uno de esos sitios, el mercenario al servicio de la SINA, Antonio Rodiles, quien ha devenido en representante de la última víctima de la “represión castrista”.
Según ha declarado la ex actriz, fue golpeada por una docena de mujeres que cumplían órdenes de la seguridad del estado.
Con el ánimo crítico de hacerle entender al espectador los límites entre realidad y ficción de este nuevo reality show, Cambios en Cuba entrevistó a varios vecinos del lugar donde ocurrió el “acto represivo” según la denuncia realizada por quienes reciben dinero por mentir sobre la Isla.
La última actuación de Ana Luisa Rubio
La mayoría de los cubanos sigue ignorando, buena parte de ellos por haber nacido después los 90, a quién se refieren en las redes sociales cuándo hablan de una actriz “famosa” que fue recientemente golpeada por las “hordas de respuesta rápida de la dictadura castrista”.
El único papel protagónico de Ana Luisa Rubio lo interpretó el pasado 6 de septiembre, en el lugar de su residencia, en la calle B entre línea y 13, en el Vedado, cuando poco después de la seis de la tarde se asomó a su balcón a gritarle obscenidades a unos niños que, luego de salir de la escuela, correteaban por la acera y, presuntamente, tocaron el timbre de su casa.
La ex actriz, que ahora se autodenomina “disidente, poeta y bloguera”, después que se cansó de ofender con las más sonadas palabrotas aquella “agresión planificada contra su persona por las brigadas de acción rápida”, bajó a la calle y, dos casas más allá de la suya, por la misma acera, comenzó a repetirle a la madre de uno de los muchachos el mismo rosario de insultos.
José Durán Enriques, un vecino, a quien la actriz acusa de ser del DTI y el organizador de la brigada de respuesta rápida de la cuadra, presenció los hechos desde su puesto de trabajo, en el parqueo de enfrente a casa de la actriz.
El niño, de 5 años, Argenis Escalona Älvarez |
Ana Ivis Álvarez, de 31 años y trabajadora por cuenta propia, estaba cocinando en su casa cuando escuchó el escándalo.
“Sentí una gritería de niños. Me asomo por la escalera y veo que Argenis, mi hijo de 5 años, está llorando y que detrás de él viene la vecina (la actriz de la cuadra) muy alterada y me grita que baje".
Ana Ivis le dijo que le hablara bajito (la actriz tiene un vozarrón bien teatral), pero ella siguió gritando.
Entre ofensas y obscenidades la actriz insistía: “Baja, baja, qué tu vas a hacer, baja”.
Cuando estuvieron frente a frente en la calle, la actriz agarró por los pelos a Ana Ivis quien hizo otro tanto con su atacante y la tiró al piso. En el suelo, la abofeteó varias veces.
En un momento, recuerda Ana Ivis, la actriz se quedó sin defenderse como si quisiera que le pegara.
La pelea no duró más de tres minutos porque dos vecinas intentaron desapartar a las dos mujeres. Entre ellos, estaba Gabriela, una joven de 18 años, a quien la actriz agarró también por el cabello. No sucedió nada más salvo los gritos de la actriz que no paraba de llamar a la policía.
Según los testigos, en el escándalo callejero solo tomaron parte cuatro personas. Las dos mujeres que se liaron a golpes y dos más, Gabriela y otra muchacha que las desapartaron. Lo demás es película.
De la televisión al solar
Pero lo ocurrido el día 6 de septiembre es solo, hasta ahora, el último capítulo del reality show en que la ex actriz de la televisión Ana Luisa Rubio actúa desde que dejó de representar papeles secundarios en las novelas y aventuras de la televisión cubana.
De acuerdo con sus actuales vecinos, Ana Luisa Rubio vivía antes de mudarse para B y Línea, en 21 e/12 y 14, donde al parecer perdió los estribos con otro niño al que le tiró un cubo de agua caliente. La madre del niño, o una prima de ella, en otra pelea callejera, le rompió una pierna a la entonces actriz.
En los altos, la casa de la ex actriz Ana Luisa Rubio |
“Que si mataron un gato -Ana Luisa Rubio cría gatos y le ha llenado el patio a la vecina de ellos-, ella le echa la culpa a los dos jimaguas, unos jóvenes de veinte y pico de años, que residen en los bajos”, dice Durán.
Además se ha hecho la dueña de la entrada al edificio, que es una entrada común para dos familias, y en una ocasión les colocó un candado que le impedía la entrada a los otros residentes del edificio conformado por las dos casas.
De acuerdo con los vecinos, si viene alguien a visitar a los jimaguas, ella enseguida sale a preguntar a gritos: ¿Qué es lo qué pasa? Los jimaguas no pueden recibir a nadie porque ella forma un escándalo.
En una ocasión vino una enfermera a visitar a Mirtha, la madre de los jimaguas -una persona de 65 años, enferma convaleciente de una radical de mama y que ahora padece de cáncer en la boca-, para avisarle cuándo se tenía que operar, y la actriz la recibió con otros de sus insultantes escándalos.
La enfermera le dijo, refiriéndose a la paciente: “Esa señora, es como mi madre. Ven y dime todo eso aquí abajo”.
Pero la beligerante ex actriz televisiva, en esa ocasión, prefirió permanecer tras las bambalinas de su apartamento.
Otra noche, una amiga de Mirtha tenía el televisor roto y fue a su casa a ver la novela brasileña. Cuando la mujer entró a casa de Mirtha, la actriz empezó a gritar mientras martillaba en el suelo con una maceta: ¡Alquiler, Alquiler, alquiler ilegal! ¡Policía, Policía!
El penúltimo show fue a las dos de la mañana. Alguien buscaba a los jimaguas y Ana Luisa Rubio despertó a todo el mundo con gritos de: ¡No pueden entrar! ¡No pueden entrar!, mientras golpeaba con la maceta en su piso, el techo de los vecinos de abajo. Mirtha, su vecina enferma, lloraba y decía: “Yo lo que me quiero es morir”.
Y la actriz desde arriba le gritaba: “Acábate de morir, con ese cáncer que tienes”.
Los vecinos no saben todavía cómo, con tales golpes que despiertan a deshoras a la cuadra entera, aún no ha abierto un hueco en el piso.
Cuentan la gente de la cuadra que las razones de la animadversión de la actriz con Mirtha, la vecina de abajo enferma de cáncer, nada tiene que ver con temas de política y que fue la propia Ana Luisa Rubio quien se encargó, durante otro de sus sonados pleitos, de descubrir las causas de su odio:
“Yo estuve con tu marido y te voy a hacer la vida un yogurt, porque tú eres una tarrúa”, le gritó a la vecina de abajo.
Otros actores del reparto
En la teleserie barriotera en la que parece vivir la olvidada actriz hay, como era de esperarse, otros actores del reparto.
Un papel casi protagónico lo juega Durán, el parqueador de la esquina que, como ya dijimos, Ana Luisa acusa de ser el jefe de la brigada de respuesta rápida culpable de todas sus angustias.
El viejo Durán, además de parqueador y revolucionario, casualmente es padre de una actriz joven que ahora ha comenzado a hacerse famosa en la TV y el cine y que está casada con un popular cantante cubano, algo que tampoco parece ser muy del agrado de la ex actriz.
Está también Juan Gualberto Cabrera, el actual secretario del núcleo zonal del Partido, quien vive en un primer piso justo al lado de la “disidente” y a quien la actriz nadie sabe por qué, el día de las madres del 2011, decidió cortarle a él, y a la escuela que queda en los bajos de su casa, el cable del teléfono que cruzaba sobre su azotea desde 1998, diez años antes de que ella se mudara.
“Según ella, ese cable no podía pasar por su azotea. Y al empleado de ETECSA que vino a arreglar el cable por poco lo tumba de su escalera. Al final la empresa telefónica tuvo que lanzar la línea por otra parte con un mayor gasto de recursos”, cuenta Juan Gualberto, conocido como Walter.
Otro personaje es Gabriela Torres , la joven de 18 años que es nieta de Felicita Machado la vecina del frente y a quien la ex actriz le sacó el aire de las gomas de su polaquito por osar parquearlo frente al garaje que pertenece por ley a la casa de Mirtha pero que la actriz, como ha hecho con la entrada de las dos casas, al parecer se ha adjudicado.
Según le contaron a Gabriela después los vecinos, la “disidente”, sin esconderse, bajó de su casa le sacó el aire a las gomas y le colgó un cartel al carro que decía: “Cuando lo vuelvan a parquear va a ser peor”.
“Esa vez vino la policía, no se la llevaron y no pasó nada, como siempre”, afirma Gabriela.
Los vecinos aseguran que nada político tampoco debe existir en esa extraña forma de comportarse de la actriz venida a menos porque a otra familia muy decente, que se fue hace poco para los Estados Unidos, le hizo otro tanto. Parquearon el VW frente a su casa y la “dueña de la calle”, donde radica “el cuartel general de las brigadas rápidas del Vedado”, también le sacó el aire a las gomas.
Gabriela, al contrario de lo que algunos piensan, no cree que Ana Luisa esté loca.
Cartel rojo que indica que la ex actriz alquila en su casa |
Al final ningún vecino entiende las contradicciones de un personaje que cuando se mudó para allí, en el 2008, aceptó primero ser la secretaria de acta de la reuniones de la delegada del Poder Popular y luego la ideológica del CDR.
“Debe ser porque ella fue actriz”, dicen como para poder explicarse tal capacidad de desdoblamiento.
Otro tanto, aseguran, debe haber pasado con las golpeaduras que la ex actriz mostró en las fotos publicadas en las redes sociales.
“Ella es actriz y sabe maquillarse”.
Los productores de la serie
Después de ser expulsada del ICRT por sus constantes escándalos y peleas con directores de programas, productores, actores y demás trabajadores de esa institución, así como de las Damas de Blanco por similares razones, la ex actriz, Ana Luisa Rubio parece que ha encontrado trabajo en esa organización mercenaria supeditada a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana que se hace llamar Estado de Sats.
Ya se sabe que el estado de Sats es “una palabra escandinava que refiere justamente al instante previo a la acción teatral o al esfuerzo deportivo; el momento de mayor concentración que antecede al estallido artístico o a la descarga de adrenalina del salto, de la carrera” por lo que Ana Luisa, además de los dólares que reciben por inventar “estados represivos” en la Isla, a lo mejor consideró que era algo que tenía que ver con su antiguo perfil profesional.
El proyecto tiene que ver con cámaras y sobre todo con prensa, mucha prensa, aunque sea para difundir mentiras, algo que ella, en sus tiempos de actriz, jamás tuvo.
Por su parte, Antonio Rodiles, el productor de la serie, debe haber considerado que Ana Luisa, a pesar de su condición de actriz olvidada, resultaría mucho más creíble en su actuación de inventar la represión en Cuba que la camada de delincuentes y pillos que conforma la contrarrevolución cubana por lo que después de los hechos del 6 de septiembre no ha dejado de atender a su nueva estrella.
Los vecinos de B y Línea, a cada rato, lo ven bajarse de su LADA rojo y subir a casa de la última “víctima” de la represión y nadie se puede explicar por qué el “director” de la obra sale siempre inmune de la carga de “los 800 miembros de las brigadas de acción rápida”que, según declaró la actriz en un video, se ocultan en esa cuadra.
¿Será que le temen?
Es probable. Recuerden que Rodiles, en una ocasión que fue detenido, se fajó a mano limpia con 9 policías y solo recibió un imperceptible arañazo en su antebrazo.
Carta del 2009 de
denuncia de los vecinos contra Ana Luisa Rubio luego de que la ex actriz colocara un candado en la propiedad de los vecinos de abajo. |
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