No pretendo dar un disertación bíblica
ni profundizar en los argumentos del primer libro de la Biblia. Solo pretendo
llenar de felicidad a mi nietecita nombrada Génesis Quiroz Rivero que
hoy 15 de octubre arriba a su primera década de vida.
Hoy me dedicaré a caracterizarla
como digno reconocimiento a sus valores.
Esta nena muy bella de auténtico
y original proceder, vino al mundo para repartir amor, felicidad y confianza. Con
una alta dosis de responsabilidad y simpatía innatas que cultiva día a día
repartiéndolas por doquier a sus semejantes que la adoramos por sus bondades.
Ella tiene una inteligencia avanzada y trata de que
todas las personas que le rodean sean también avispadas, reflexivas, altruistas
y emotivas para sentirse en el ambiente adecuado.
Es original cuando se expresa
y su forma de comunicación verbal es muy divertida y aguda hasta lograr que se
imponga la razón y la justicia.
Esta nena mía es una lectora empedernida y como “de
casta le viene al galgo ser rabilargo” esa pasión por la lectura y la continua
investigación del por qué de las cosas le viene desde las raíces ancestrales de
sus abuelos y madre. También se torna en una futura escritora porque su mente
siempre va mucho más adelante que las acciones
y siempre lleva la mochila cargada de historias y anécdotas.
¿Quieren que les cuente un secreto? Pues ahí va.
Mi preciosa descendiente lleva con propiedad su nombre porque fue el principio,
el origen de la felicidad de las personas que le rodean porque llegó al mundo
en el momento y lugar adecuados cuando parecía que la tormenta arrasaría. Fue
como el alumbramiento, el verdadero origen del futuro que labra paso a paso con
su excelencia y amor.
¡Gracias por existir, mi Sol!
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