Una de las estafas que han construido los grandes medios sobre Cuba tiene que ver con la galería de personajes pintorescos que cumplen roles de cara a la difusión de mentiras que todos los días llenan los titulares de la gran prensa.
En ausencia de talento y causa, quien rellena plantillas con spray es un artista plástico, un espacio tutoreado por la sección de Intereses de EE.UU. en La Habana es un lugar alternativo, la autora de frases incoherentes para un ciberbestiario es una gran periodista y pensadora, y alguien que se declara a favor del secuestro de embarcaciones es una luchadora por los derechos humanos.
Y a ese triste catálogo de feria ha entrado una nueva adquisición. Eliecer Ávila, otrora combativo estudiante de la Universidad de Ciencias Informáticas, con el entusiasmo de quien ya se sabe iniciado en la religión del roaming con dinero suficiente para pagar a un dólar el mensaje en la red social Twitter, nos comunica: “hoy conoci el hogar de yoany, quede imprecionado, se respira creatividad, inteligencia, amor, respeto, educacion, fe”.
Impresionados, estamos muchos, Eliecer, pero con “s”, de verte recorrer la misma ruta por la que llegaron una falsa entrevista con Obama, y también la Subsecretaria de Estado norteamericana Bisa Williams a recoger el testimonio de la fe de Yoani Sánchez en Paypal, ese mecanismo automático con el que se puede comprar casi todo menos la honestidad. Pero de ti esperábamos otra cosa, porque tú escribiste el 30 de septiembre de 2008 a Kaos en la red: “si mi vida en algún momento dependiera de alguna dádiva del gobierno actual de EE.UU., le pido al que tenga que tomar la decisión que me deje morir. Las razones, no hay que explicarlas, cada cubano las conoce bien”. Sabes que en Cuba a nadie se le deja morir, independientemente de cuáles sean sus ideas políticas, otra cosa es el suicidio ético que acabas de cometer.
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