domingo, marzo 26, 2006

RELEYENDO A MARTÍ


Por Sergio Rivero Carrasco
Obra del artista de la plástica Rafael M. Calvo González

Con el paso de los años seguimos encontrando en nuestro José Martí la hondura de pensamiento universal que lleva a todos a meditar sobre la vida de los cubanos y de nuestra idiosincrasia. Para Cintio Vitier y Fina García Marruz, ambos empedernidos estudiosos de la obra martiana, solo están iniciándose en ese camino en el que llevan más de medio siglo. No obstante nos proporcionan ciertos consejos útiles para los que que se inician ahora.

(Fragmentos)

Cintio: Siempre estoy releyéndolo y yo pido a los cubanos que no lean a Martí convertido en consignas, en cintillos, en frases sueltas. Tenemos que hacerlo esperando sorpresas, que estas siempre están ahí… En estos días, releo algunas cosas que escribí, un poco vanidosamente. Acaba de salir el tomo seis de mis Obras –que yo llamo incompletas, porque ¿cómo van a estar completas las obras de alguien incompleto, por favor?-. También releo los dos primeros tomitos de mis Temas Martianos, que fueron el resultado de nuestros 15 años de trabajo –de Fina y mío-, en la Sala Martí de la Biblioteca Nacional, antecedente del CEM. La Sala fue una iniciativa de Manuel Pedro González, quien propuso su creación en 1967, durante un congreso celebrado en Varadero dedicado al centenario de Rubén Darío. A Manuel Pedro le hicimos recientemente, más que un homenaje, un desagravio. Fue injustamente tratado y llegaron a hacerle acusaciones inverosímiles.
Por iniciativa de Fidel –con Armando Hart entonces como Ministro de Cultura-, en 1976 se creó el Centro de Estudios Martianos y nos pidieron a nosotros, después de un eclipse de varios años, que fuéramos los directores de la Edición Crítica, la cual pasó luego a manos de ese muchacho magnífico, Pedro Pablo Rodríguez. Esa es, a mi juicio, la principal labor que está haciendo el Centro hoy.
Por supuesto, este análisis de la religiosidad martiana es uno de los que se debaten en el CEM. Si vamos a hablar de la cultura general integral, si vamos a hablar de cultura martiana, hay que tomar como paradigma, como guía, la cultura de José Martí y en esta tiene un lugar preponderante la cultura religiosa. No solo aquella que viene de la religión cristiana o católica, sino que admiró también las grandes figuras de la Iglesia católica y de la Iglesia protestante en Estados Unidos. Es el caso de Ralph Waldo Emerson, Bronson Alcott, Henry David Thoreau…, todos ellos fueron muy admirados por Martí. Como lo fue Santo Tomás de Aquino, quien asumió simultáneamente la Razón y la Fe, cosa que vino a Cuba con el Padre Félix Varela.
El Padre Varela no inventó esa conciliación. Eso venía desde la Edad Media, y estoy defendiendo la Edad Media, para salvar, como decía Federico Engels, la “concatenación histórica”. Si no se entiende la Edad Media, no se entiende la historia. ¿Puede llamársele oscura a ella sola? ¿Cuándo ha habido más oscurantismo y más horror en el mundo que en esta época?
Fina: En Carpentier, El Siglo de las Luces es un título más bien irónico, como el de su novela El recurso del método…
Cintio: Fíjate cómo Alejo Carpentier le pasó la cuenta a la Ilustración y al Siglo de las Luces, que trajo a América la guillotina para los esclavos. De ese aspecto de la gran obra de Alejo no se habla mucho tampoco. No se habla de figuras extraordinarias que se dieron durante todos esos siglos. No se habla de la reflexión de Martí, cuando distingue “los cinco siglos puros del cristianismo”. ¿Qué ideología, qué movimiento, qué religión ha tenido cinco siglos puros? Fueron siglos de persecución, desde el martirio de San Esteban hasta el Edicto de Milán, proclamado por el emperador Constantino, en que el cristianismo se convirtió en religión oficial del Imperio, alianza siempre peligrosa… Antes, acabaron con los mártires y con todo lo que pudieron acabar.