Dada la importancia del material que publica la Agencia Cubana de Noticias relacionada con los presos que Estados Unidos mantiene ilegalmente en la cárcel de la centenaria Base Naval de Guantánamo, lo ponemos a disposición de los lectores que se acerquen a esta página.
Después de leer un despacho de la agencia ANSA firmado por Cristiano del Riccio, sobre la situación de los presos en la cárcel estadounidense en la ilegal Base Naval de Guantánamo, Cuba, nadie puede albergar dudas de que en una olimpíada de cinismo y mentiras, Washington obtendría todas las medallas de oro.
Ese texto comenta un informe del Pentágono donde se asegura que muchos de los considerados “combatientes enemigos”, mantenidos allí durante años en un limbo jurídico y sometidos a crueles interrogatorios, se sienten tan bien en su cautiverio que no desean abandonarlo.
No, no se trata de un chiste, lo dice textualmente el informe y es la conclusión obligada de las aseveraciones contenidas en el documento. Vale citarlo.
“Algunos de los sospechosos de terrorismo detenidos en la base de la marina en Guantánamo, en Cuba, podrían haber abandonado ya la prisión, pero no lo han hecho porque prefieren seguir disfrutando de las comidas excelentes, las zapatillas y la asistencia médica gratuita.”
El Pentágono plantea cómo, a pesar de que entre los prisioneros se encuentran incluso militantes considerados guardaespaldas de Osama bin Laden, gasta más dinero en preparar la comida de los encarcelados que en la de quienes los vigilan. “Se trata de platos que pueden sumar hasta cuatro mil calorías diarias.”
Y en el colmo de su impudorosa burla a la inteligencia de los lectores del informe, llegan a plantear, como una consecuencia negativa de la exquisita y abundante alimentación, el aumento de hasta 10 kilogramos de peso en algunos prisioneros.
El idílico panorama presentado por el Pentágono incluye una esmerada asistencia oftalmológica y odontológica. Entre otras lindezas, propias de un hotel cinco estrellas, los carceleros mencionan la cuidadosa atención brindada a las necesidades espirituales de los internados, los cuales disponen de textos de El Corán, y son avisados mediante toques de sirenas de los cinco momentos del día dedicados a las plegarias.
El trato, sigue el reporte, resulta tan exquisito que han tenido en cuenta los menores detalles, hasta el punto en que “ han colocado señales indicando la ubicación geográfica de La Meca.”
A los ingratos - no hay otro modo de calificarlos- que a pesar de todo abandonan la instalación, “ se les entrega un paquete de regalo con un ejemplar de El Corán, pantalón y chaqueta jean, una camisa blanca, elementos para afeitarse, una frazada y una almohadilla para el largo vuelo de regreso a casa.”
Evidentemente el Pentágono cree en la mala memoria de la opinión pública mundial, la cual durante varios meses fue informada de las denuncias sobre la negativa de las autoridades norteamericanas a permitir la menor asistencia legal y humanitaria a los detenidos, de los que ni siquiera eran conocidos sus nombres.
Solo así se explica la publicación de semejante informe para ser conocido por los habitantes del planeta, quienes horrorizados escucharon o leyeron en algún momento testimonios de las víctimas, donde narraban las torturas y humillaciones a que fueron sometidos durante los interrogatorios.
También está presente el muy publicitado episodio donde el libro sagrado El Corán fue pisoteado por los carceleros y colocado en las letrinas para ser empleado como papel higiénico.
El Pentágono igualmente pasa por alto que el mundo fue notificado sobre prolongadas huelgas de hambre, los suicidios y sus decenas de intentos, a que acudieron los presos como último recurso para escapar de tales suplicios.
Pero no se trata de viejas historias. Este jueves 19, la propia ANSA desde Washington, informa que “El saudita Shaker Aayer, de 37 años, está detenido desde hace un año en una celda de aislamiento en la cárcel militar estadounidense en Guantánamo con su salud mental seriamente deteriorada, como consecuencia de la soledad y el maltrato, dijeron sus abogados.
“Su estado es tal que el hombre, según la denuncia, está convencido de que habla con las hormigas y de que ellas le responden.
“Según los letrados -añade ANSA—los guardia lo han sometido a torturas físicas y psicológicas e incluso lo golpearon en varias ocasiones llegando casi a estrangularlo.”
¿Será que en un próximo informe piensan afirmar que todo lo dicho sobre lo ocurrido en la base naval, ubicada en Guantánamo contra la voluntad del pueblo cubano, era propaganda de los enemigos de la Casa Blanca?
El tema del casi medio millar de presos en Guantánamo resulta demasiado trágico y revelador de los métodos fascistas de la actual administración de EE.UU., para considerar el informe como merece: un guión para el montaje de una buena obra de teatro bufo.
Valiosa alquimia la del Pentágono, capaz de convertir en turistas cinco estrellas a los sufridos y maltratados “ combatientes enemigos.”