Tomado de La pupila insomne
Por Iroel Sánchez
Por Iroel Sánchez
A pesar de crecientes desencantos,
aún se escuchan algunas voces de este lado del Atlántico elogiando la
libertad de que gozan los intelectuales españoles. “Ellos escriben en
periódicos como El País columnas atrevidas donde llaman al pan, pan, y al vino, vino”, suelen decirnos.
Pues la reciente decisión de la dirección del Grupo PRISA de reducir un tercio de la plantilla periodística de su diario emblemático,
proclamado como el “periódico global en español”, nos ha dado la
oportunidad de conocer la libertad de que gozan sus avezados
escribidores.
Elvira Lindo, que tiempo atrás atacaba furibundamente, y con todas sus letras, al actor Guillermo Toledo por atreverse a decir la verdad en medio de una campaña de mentiras contra Cuba, ahora ha escrito en El País una linda metáfora sobre la madurez para ¿responder? a las declaraciones del presidente de PRISA, Juan Luis Cebrián,
en el sentido de que los periodistas de más de 50 años ya no le sirven
al diario. En apenas dos párrafos, Lindo cita una extensa lista de
personalidades que con más de 50 años han logrado realizaciones
significativas pero, en franca violación de todas las reglas del
periodismo, no alude al origen de su reflexión ni menciona una sola
letra del nombre de Cebrián.
Maruja Torres, quien en su columna de El País proclamara su molestia por ver a Fidel Castro y Hugo Chávez
-también con todas sus letras- concebir planes para alfabetizar y curar
la vista a millones de latinoamericanos, luego de lo cual ella ya
estaba lista para “jurar que Pinochet chochea bondadosamente” y
permitir que Donald Rumsfel le “estampara un beso estilo desatascador de
baño”, también “protesta” en el diario madrileño. Escribe una universal reflexión sobre la insensibilidad de los jefes con los trabajadores que puede referirse por igual a México que a Hong Kong, lo mismo en el siglo XX que el XXI.
“Lo que la plantilla opine sobre su director no le interesa al lector”, ha dicho Javier Moreno, director de El País,
sobre la censura en el diario al hecho de que el Comité de redacción
del periódico ha votado en Asamblea por su dimisión. Pero no es solo la
plantilla, los columnistas profesionales que desde sus páginas de
opinión dicen juzgar lo humano y lo divino tampoco han podido referirse
al tema. La misma censura se ha aplicado a los comentarios de los
lectores en la web porque, según Moreno, “es un procedimiento habitual
borrar comentarios ofensivos que degradan la discusión en todas aquellas
informaciones en las que se produzcan”.
Se hace difícil creer en estos adalides
de la libertad de expresión cuando son incapaces de hacer por sí mismos
lo que pontifican para los demás. La crisis económica, las malas
decisiones de sus ejecutivos y las mentiras en masa, como acaban de
evidenciar con su cobertura de las elecciones en Venezuela,
hacen quedar muy mal a los defensores del que alguna vez fue un
referente para el periodismo latinoamericano pero hoy no es más que otra
empresa española en crisis que trata de salvarse hundiendo a sus
trabajadores y para colmo les prohíbe contarlo. En fin, ni al pan, pan,
ni al vino… (publicado en CubAhora)
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