Por Sergio
I. Rivero Carrasco
Las
coincidencias de la vida alimentan la historia, y hacen posible que un día tan común
como el 14 de junio, hace 174 años, viera la luz Antonio Maceo Grajales,
mientras que en el cono sur americano, en Argentina, en fecha más cercana como
1926, nació Ernesto Guevara de la Serna, bautizado por los cubanos como Che.
Cuba fue el
punto de encuentro de estas personalidades, por Cuba entraron en la vida que
los determinó como ejemplos a seguir,
como símbolo de hombres íntegros.
Ellos no
conocieron la palabra traición y se enfrentaron a ella con todas sus fuerzas.
Cultivaron la amistad como uno de los más grandes sentimientos, lo que nada
tenía que ver con el apego a una férrea disciplina en su actuar, imprescindible
para lucha.
Excelentes
estrategas militares; visionarios de
profundos pensamientos y acciones, dirigieron ejércitos, sufrieron en su cuerpo
innumerables impactos de bala y con ellas alcanzaron numerosas victorias.
Tanto Maceo como
el Che emprendieron batallas por la independencia de Cuba y lideraron
invasiones desde Oriente hasta Occidente para alcanzar con ellas grandes
victorias.
Hombres comunes,
amorosos, sencillos, altivos y Patriotas, fueron fieles a los ideales de la
independencia cubana, dejaron una profunda y hermosa huella que traspasa el
tiempo y se apodera de las diferentes generaciones que hace 150 emprendieron el
ideal de libertad.
Ellos predicaron
con su ejemplo como jefes al frente de la tropa en los combates; en el momento
decisivo de la lucha demostraron su actitud intransigente frente al enemigo, demostrando
que lo más importante siempre fue la Patria: Frente al imperio colonial español
el Titán de Bronce, frente a la propuesta de paz a medias planteada por el
General Martínez Campos la sintetizó con la frase: “¡No nos entendemos!”. Más
tarde el Guerrillero Heroico nos legó que “a
los yanquis no se les puede dar, ni un tantico así”.
Esos sencillos
pero enaltecedores ejemplos, llevan a demostrarnos que Maceo y Che, constituyen
paradigmas incuestionables de los cubanos ayer, hoy y siempre.
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