sábado, septiembre 11, 2021

De las Torres Gemelas a la retirada yanqui de Afganistan: 20 años infértiles

 

Por Sergio Rivero Carrasco

Al cumplirse 20 años este 11 de septiembre de un suceso que conmovió hasta los cimientos de Estados Unidos y del Mundo, cada vez son más evidentes las mentiras, falsas historias y culpables de la acción "terrorista" contra las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York y otros objetivos en Estados Unidos en 2001, tomado como pretexto para arremeter con todas las fuerzas contra Afganistán e Iraq, en esta ocasión enarbolando las banderas de la lucha contra el terrorismo y sobre todo una desenfrenada carrera por conseguir a un culpable, en la que saltan nuevos argumentos y pruebas que desmienten la teoría del atentado.

Este hecho no se aparta de la memoria de los que vivieron en carne propia ese desastre, o los que desde la cercanía o en largas distancias, pudieron ver en directo lo que sucedía y removían los sentimientos y sentimientos. No fue un acto de sabotaje cualquiera ni un hecho fortuito, tampoco una casualidad que el Presidente George W. Bush saliera de vacaciones y diera la respuesta que lo hizo perder cada vez más credibilidad y poner en duda si en realidad era verdad o provocado. Lo cierto es que se ha demostrado la articulación de una falsa historieta por parte de la CIA y la NASA con la complicidad saudí para encubrir la participación del gobierno norteamericano en el hecho.

Uno de los símbolos de New York había caído y en los escombros descansaban las ilusiones y la sed de vida, pero el gobierno apostó por la muerte. Aunque se han utilizado inusitadas causas y pruebas de supuestos ataques, incluso las declaraciones de un ex piloto de la CIA  en la que ha jurado en un acta que ningún avión chocó en las Torres Gemelas ya que habría sido físicamente imposible.

No obstante lo anterior se ha demostrado que ningún Boeing 767 de pasajeros impactó las Torres Gemelas, como aseveró John Lear, hijo del inventor del Learjet demostrando que en realidad fue un auto ataque, destacando la necesidad de remover el sentimiento nacionalista de Estados Unidos y poner al gobierno en el lugar que exigían para emprender la falsa lucha contra et terrorismo con el apoyo de los norteamericanos.

 El tiempo ha dicho la última palabra, como lo ha ido demostrando hasta ahora en que la condena internacional cobra cada vez mayor fuerza por las nefastas consecuencias que ese hecho ha traído para la humanidad con la hegemonía yanqui en el planeta a partir de la supuesta lucha contra el terrorismo en el que condenaron, saquearon y destruyeron regímenes progresistas en el mundo, y en ellos se apoderaron de los recursos naturales en una enconada lucha por el petróleo y los recursos naturales como sucedió en Afganistán, Iraq, las incursiones en Siria, Libia y todo el Medio Oriente, así como la escalada en Latinoamérica en los últimos años con la ola de golpes de Estado, agresiones y cada vez más severas medidas contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, mientras protegen para su beneficio a los actuales gobiernos que son sus más fervientes lamebotas.

El 11 de septiembre del 2001 fue un gran pretexto para enaltecer la confianza de los norteamericanos en el gobierno, pero ya en esa misma fecha de 1973 Estados Unidos, en franca complicidad con la oligarquía y  Militares Chilenos, propinaron el Golpe de Estado al gobierno revolucionario de la Unidad Popular en Chile, práctica que han identificado a todos los siniestros procesos similares en Latinoamérica incluyendo el organizado y financiado en Bolivia a Evo Morales.

El Golpe propinado a Salvador Allende y su proyecto progresista estimuló el asalto neoliberal al país y declaró el Estado de Sitio en todo Chile, lo cual significó la sustracción de la justicia y el traspaso a jurisdicción militar de tiempo de guerra creando un ambiente de terror con detenciones arbitrarias, ejecuciones sin previo aviso, desapariciones, muertos en falsos enfrentamientos, con una masa de jóvenes desaparecidos aún en nuestros días.

Al cumplirse dos décadas de ese monstruoso acto terrorista y el inicio de la desenfrenada carrera de Estados Unidos contra el supuesto terrorismo, se demuestra el rotundo fracaso y perversidad de esa política con la retirada fatídica e inmoral del ejército norteamericano de Afganistán, en condiciones más vergonzosas incluso, que cuando la derrota yanqui en Viet-Nam.

 


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