“Se lleva a cabo una guerra por el futuro de nuestra sociedad. ¿El futuro del mundo es el futuro de Internet?”, se pregunta Julian Assange. Para abordar el tema de las guerras cibernéticas el fundador de WikiLeaks entrevista a los ‘Criptopunks’, activistas que hacen códigos y repercuten en la política pública.
Los invitados del nuevo programa de Julian Assange son tres amigos
del movimiento ‘Criptopunk’: Andy Müller-Maguhn de Alemania, Jeremie
Zimmermann, de Francia, y Jacob Appelbaum, de EE.UU.
Para Assange, de las tres libertades fundamentales -la libertad de
comunicación, la libertad de movimiento y la libertad de interacción
económica-, la libertad de comunicación ha cambiado mucho. “Ha mejorado
mucho en cierto sentido porque ahora podemos comunicarnos con muchas más
personas. Pero, por otra parte, ha empeorado significativamente porque
ya no existe privacidad y nuestras comunicaciones pueden ser espiadas, y
son espiadas y son guardadas, y como resultado pueden utilizarse contra
nosotros”, denuncia.
“Nunca se habla de la paz cibernética porque es su negocio”
Según Jacob Appelbaum, hay tanto jaleo sobre la guerra cibernética
porque “toda la gente que tiene el poder y que habla de la guerra
cibernética, nunca habla sobre la construcción de la paz cibernética,
solo hablan de la guerra porque es su negocio y por eso tratan de atar
la tecnología a esto”.
El activista Appelbaum está convencido de que la vigilancia a través
de la Red es un arma y “no hay ninguna duda de que es un arma en lugares
como Siria o Libia, la utilizan para perseguir políticamente a
personas”.
Jeremie Zimmermann, a su vez, planteó otro aspecto del problema: “No
es solo la vigilancia patrocinada por el Estado, es un tema de
privacidad, de cómo terceros manejan la información y el conocimiento
real de la gente de lo que se hace con esta información”.
Los activistas denuncian que los usuarios a menudo revelan sus datos
personales a las compañías telefónicas o los ponen en Internet sin tener
idea de que estos datos pueden ser usados por terceras personas. “La
gente no entiende cómo funciona Internet. Tampoco saben cómo funcionan
las redes telefónicas. Pero [en el caso de una supuesta violación de los
derechos del usuario] los tribunales dictaminarán que es así”, dice
Zimmermann.
“No es una cuestión de tecnología, es una cuestión de economía”
Según denuncia Jacob Appelbaum, compañías como Facebook o Google
literalmente venden sus usuarios a los Gobiernos y para ellas es una
cuestión puramente económica. “Al saber que en realidad tales compañías
tienen una gran responsabilidad ética, han hecho una elección económica.
No es una cuestión de tecnología, es una cuestión de economía, y han
decidido que es más importante colaborar con el Estado y vender a sus
usuarios, violar su privacidad y ser parte del sistema de control,
recibiendo remuneraciones por ser parte de la cultura de vigilancia, ser
parte de este sistema de control que oponerse a él. Así que lo
construyeron, son su parte y son sus cómplices”.
Pero a la suposición de Julian Assange de que el mundo tal vez esté
moviéndose a “una sociedad bajo vigilancia totalitaria”, los activistas
no se han mostrado muy pesimistas.
“Hay que crear herramientas que nos ayuden a derrocar a los dictadores”
Jeremie Zimmermann afirma que la tarea primordial de la sociedad es
ante todo oponerse al régimen autoritario y el poder que tiene en la era
de las tecnologías digitales. “Uno puede dictar cuál es la información
que la gente puede saber y quiénes son las personas con las que se puede
comunicar. Es un poder enorme y hay que oponerse a él”. Otro punto,
según Zimmermann, es crear herramientas para una tecnología que pueda
eludir problemas como la censura, “crear herramientas que sean parte de
la infraestructura que nos ayude así a derrocar a dictadores”.
Jacob Appelbaum, a su vez, cree que al igual es importante el hecho
de que WikiLeaks publicara documentos que permiten hacerlo y de que se
trate de compartir información. “Pero es la gente la que toma esa
información importante y la mueve, porque siempre queda el argumento de
que estamos viviendo en un régimen democrático, de que somos libres, de
que estamos gobernados con nuestro consentimiento. Y cuando todo el
mundo entienda qué es lo que está pasando y descubra que no es algo que
nosotros consintamos, entonces será muy difícil seguir con eso y aprobar
esas supuestas leyes y hacerlo todo sin el consentimiento de la gente
gobernada”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario