martes, junio 05, 2012

Julian Assange desnuda las verdades de las guerras cibernéticas

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“Se lleva a cabo una guerra por el futuro de nuestra sociedad. ¿El futuro del mundo es el futuro de Internet?”, se pregunta Julian Assange. Para abordar el tema de las guerras cibernéticas el fundador de WikiLeaks entrevista a los ‘Criptopunks’, activistas que hacen códigos y repercuten en la política pública.

Los invitados del nuevo programa de Julian Assange son tres amigos del movimiento ‘Criptopunk’: Andy Müller-Maguhn de Alemania, Jeremie Zimmermann, de Francia, y Jacob Appelbaum, de EE.UU.

Para Assange, de las tres libertades fundamentales -la libertad de comunicación, la libertad de movimiento y la libertad de interacción económica-, la libertad de comunicación ha cambiado mucho. “Ha mejorado mucho en cierto sentido porque ahora podemos comunicarnos con muchas más personas. Pero, por otra parte, ha empeorado significativamente porque ya no existe privacidad y nuestras comunicaciones pueden ser espiadas, y son espiadas y son guardadas, y como resultado pueden utilizarse contra nosotros”, denuncia.

“Nunca se habla de la paz cibernética porque es su negocio”

Según Jacob Appelbaum, hay tanto jaleo sobre la guerra cibernética porque “toda la gente que tiene el poder y que habla de la guerra cibernética, nunca habla sobre la construcción de la paz cibernética, solo hablan de la guerra porque es su negocio y por eso tratan de atar la tecnología a esto”.

El activista Appelbaum está convencido de que la vigilancia a través de la Red es un arma y “no hay ninguna duda de que es un arma en lugares como Siria o Libia, la utilizan para perseguir políticamente a personas”.
Jeremie Zimmermann, a su vez, planteó otro aspecto del problema: “No es solo la vigilancia patrocinada por el Estado, es un tema de privacidad, de cómo terceros manejan la información y el conocimiento real de la gente de lo que se hace con esta información”.

Los activistas denuncian que los usuarios a menudo revelan sus datos personales a las compañías telefónicas o los ponen en Internet sin tener idea de que estos datos pueden ser usados por terceras personas. “La gente no entiende cómo funciona Internet. Tampoco saben cómo funcionan las redes telefónicas. Pero [en el caso de una supuesta violación de los derechos del usuario] los tribunales dictaminarán que es así”, dice Zimmermann.

“No es una cuestión de tecnología, es una cuestión de economía”

Según denuncia Jacob Appelbaum, compañías como Facebook o Google literalmente venden sus usuarios a los Gobiernos y para ellas es una cuestión puramente económica. “Al saber que en realidad tales compañías tienen una gran responsabilidad ética, han hecho una elección económica. No es una cuestión de tecnología, es una cuestión de economía, y han decidido que es más importante colaborar con el Estado y vender a sus usuarios, violar su privacidad y ser parte del sistema de control, recibiendo remuneraciones por ser parte de la cultura de vigilancia, ser parte de este sistema de control que oponerse a él. Así que lo construyeron, son su parte y son sus cómplices”.

Pero a la suposición de Julian Assange de que el mundo tal vez esté moviéndose a “una sociedad bajo vigilancia totalitaria”, los activistas no se han mostrado muy pesimistas.

“Hay que crear herramientas que nos ayuden a derrocar a los dictadores”

Jeremie Zimmermann afirma que la tarea primordial de la sociedad es ante todo oponerse al régimen autoritario y el poder que tiene en la era de las tecnologías digitales. “Uno puede dictar cuál es la información que la gente puede saber y quiénes son las personas con las que se puede comunicar. Es un poder enorme y hay que oponerse a él”. Otro punto, según Zimmermann, es crear herramientas para una tecnología que pueda eludir problemas como la censura, “crear herramientas que sean parte de la infraestructura que nos ayude así a derrocar a dictadores”.

Jacob Appelbaum, a su vez, cree que al igual es importante el hecho de que WikiLeaks publicara documentos que permiten hacerlo y de que se trate de compartir información. “Pero es la gente la que toma esa información importante y la mueve, porque siempre queda el argumento de que estamos viviendo en un régimen democrático, de que somos libres, de que estamos gobernados con nuestro consentimiento. Y cuando todo el mundo entienda qué es lo que está pasando y descubra que no es algo que nosotros consintamos, entonces será muy difícil seguir con eso y aprobar esas supuestas leyes y hacerlo todo sin el consentimiento de la gente gobernada”.

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