viernes, julio 05, 2019

El "Poeta de la Bandera" ha muerto



Por Sergio I. Rivero Carrasco

Hace 83 años un día como hoy, 5 de julio, fallece en su ciudad natal,  Matanzas, Bonifacio Byrne, el poeta de la bandera;  ese que nos demostró con sus versos convertidos en un magnífico juramento al cierre en el tercer verso: “¡Que no deben flotar dos banderas, donde basta con una: la mía!”. 


Lo anterior sucedió cuando él regresaba al país, después de verse obligado a emigrar hacia Estados Unidos cuando al producirse el fusilamiento del Comandante del Ejército Libertador Domingo Mújica Carratalá, el 20 de agosto de 1895 y distribuir de forma clandestina  un soneto indignado escrito por él sin firmar, pero que levantó la sospecha de las autoridades españolas. Allí en Tampa fundó un club revolucionario y se desempeñó con honor como lector de tabaquería y colaboró en varias publicaciones de la época, entre ellas el periódico Patria, fundado por Martí como órgano del Partido Revolucionario Cubano. 

.El joven patriota desde el barco que lo traía ya de regreso a Cuba en 1899,  quedó sorprendido al ver en el Morro habanero la bandera norteamericana ondeando junto a la cubana.  Impactado escribió su poema “Mi bandera”, publicado el seis de mayo de 1899, el cual se convirtió en símbolo de la angustia de los cubanos ante la frustración de una República surgida bajo la dependencia neocolonial del naciente imperialismo norteamericano, y cuyas estrofas finales de esos versos  fueron declamadas por el Comandante Camilo Cienfuegos en su último discurso, en octubre de 1959  para arengar al pueblo en un momento trascendental de la historia de Cuba, en demostración de ardiente patriotismo. 

Más que un poeta Bonifacio Byrne fue un intelectual y luchador revolucionario honesto y cabal, que no escatimó esfuerzos para defender la independencia y el sentimiento anticolonialista y antiimperialista del pueblo cubano en todos los espacios en los que tuvo la posibilidad de manifestarse. Trabajando en las tabaquerías y escribiendo versos patrióticos transcurrieron los años de contienda ganándose también el sobrenombre de “Poeta de la Guerra”.

Por sus encumbrados aportes al verso cubano, en 1919 el Senado Republicano lo declaró  coincidentemente el 5 de julio,  “Poeta Nacional” por lo cual  recibió diferentes honores de la sociedad cubana. Unos días antes de fallecer escribió su poema “Mi voluntad” en el que refleja su gigantesca modestia y sencillez, pide un entierro modesto y más modesta aún su tumba, siempre unida a la bandera, dice al final del mismo:
Pero   si  alguno  quisiera
grato hacerme aquel asilo,
que  coloque   mi bandera
con  patriótico  sigilo
sobre   mi  cruz de madera
y   así   dormiré   tranquilo.

Hoy, Byrne, como revolucionario y artífice del mejor arte en su tiempo, es un símbolo de resistencia patriótica y antiimperialista, paradigma para los jóvenes, escritores y artistas, esos que ratificaron hace unos días  en su Congreso defender la Revolución, enarbolar la cultura como el más contundente escudo contra el que se estrellen todas las ansias globalizadoras del mal, la banalidad y la seudo-cultura, que nada tienen que ver con nuestra ética, costumbres y tradiciones.

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