Por Sergio Rivero Carrasco
“Lo más urgente es detener la deforestación”.
Paulo
Moutinho
Hay
antecedentes que se deben tener en cuenta al valorar la significación del
fenómeno actual con el incendio forestal extendido por más de una quincena. En
el mes de junio se registró un incremento del 287 % de la Amazonía brasileña en
comparación con igual mes del 2018. Se constata que se confirma una tendencia
alarmante al totalizar una cifra de 6.833 Kms 2 con un incremento del 40% en el
último año. La deforestación está vinculada, según especialistas, a quemas
deliberadas para liberar tierras que puedan destinarse a la minería y la
agricultura extensiva, lo cual constituye una de las más connotadas catástrofes
ambientales que consume el llamado pulmón del planeta.
La
tragedia ambiental que se suscita por estos días no solo alcanza a Brasil, con
la mayor parte, sus efectos también humean a Perú, Ecuador, Bolivia, y otros
países no tiene fronteras y debe llamar la atención de todos los habitantes del
planeta para unir esfuerzos que permitan salvar el pulmón del mundo, principalmente
a los Gobiernos encargados para destinar los recursos y desarrollar acciones
conjuntas que permitan evitar estos graves fenómenos, pero no todos se
comportan de igual modo, la conducta seguida por el presidente de Brasil Jail
Bolsonaro se ha llenado de críticas y cuestionamientos universales, incluyendo
a muchos Jefes de Estado..
“…en la selva amazónica la deforestación había aumentado
en un 278%. La humanidad en la situación que está ahora, en un planeta en
progresivo calentamiento, no se puede permitir este tipo de comportamiento. La
deforestación es la causa más importante de los incendios. Debemos tomar
medidas urgentes de extinción de la deforestación ilegal", precisó en una publicación el científico brasileño Paulo
Moutinho, exdirector del IPAM Instituto de Investigaciones de la Selva
Amazónica de Brasil.
Se
plantea que en lo que va del 2019 los incendios forestales en la Amazonia
brasileña se han incrementado en un 80 por ciento en comparación con los
últimos cuatro años, aun cuando el período de sequía no ha sido el peor.
Lo
novedoso de este incremento es precisamente que esos incendios se relacionan
con la nueva deforestación, es decir, con la que se produce después de cortar
los árboles, se una el fuego para limpiar la hierba muerta, provocando una
fuerte interacción entre los incendios y la deforestación.
Investigadores
señalan que el área deforestada es similar al territorio de Francia,
equivalente similar a un 20 por ciento de la selva amazónica que abarca a
Brasil y otros países, por lo que se puede defender el 80 por ciento que
todavía vive, ya que los efectos de la deforestación se verán incrementados por
la acción del cambio climático.
También y para mal, “los bosques también arden en África, pero no
por las mismas causas", detalla Tosi Mpanu Mpanu, embajador y
negociador climático de la República Democrática del Congo (RDC) en las
conferencias de la ONU sobre el clima, y sigue: "En la Amazonía, los bosques arden
principalmente por la sequía y el cambio climático. Pero en África Central, se
debe principalmente a las técnicas agrícolas".
La selva de la Cuenca del Congo
es comúnmente comparada con el "segundo pulmón verde" del planeta
después de la Amazonía. Abarca una superficie de unos dos millones de km² en
varios países, la mitad de los cuales se encuentran en la República Democrática
del Congo, y el resto en países vecinos (Gabón, Congo, Camerún y República
Centroafricana).
Tengamos
presente la afectación ecológica que se cierne sobre la humanidad si se produce
la disfunción de la Amazonia y la cuenca centro africana porque produce la gran
irrigación a todos los continentes, es una gran fuente de agua, por lo cual esa
afectación traerá problemas en los procesos de lluvia, y sobre todo en Brasil, el
Congo, y otros países en los que la producción agrícola depende en gran medida
de ellas.
La
humanidad no puede permitirse el lujo de que los pulmones verdes desaparezcan
en los momentos más críticos del impacto del cambio climático con el proceso de
calentamiento global, las grandes
sequías e intensas lluvias, terremotos, maremotos, tsunamis desbastadores y la
deforestación desmedida por la tala de bosques. Hoy el enfrentamiento contra
esos incendios son cuerpo a cuerpo, apoyados por los medios tecnológicos más
avanzados que existen.
La verdad es que los
pulmones de tierra arden, arden, arden y las medidas son aún insuficientes, las
comunidades indígenas que por milenios las han habitado y mantenido, hoy están
grandemente amenazadas y en peligro de extinción, por lo que también merecen una acción universal más
solidaria y aguda para ayudarlos.
Fidel
lo sentenció en el propio Brasil en ocasión de la Cumbre de la Tierra en 1992: “Los bosques desaparecen, los desiertos
se extienden, miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada
año al mar. Numerosas especies se extinguen. La presión poblacional y la
pobreza conducen a esfuerzos desesperados para sobrevivir aún a costa de la
naturaleza”.
¿Hasta
cuándo? Los pulmones del Planeta no pueden
desaparecer y la última palabra para solucionarlo la dice el hombre.
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