Por Sergio I. Rivero Carrasco
Corrían
los primeros años del triunfo revolucionario y en fecha tan temprana como el
año 1962, fue creado el 10 de agosto el Instituto Nacional de Recursos
Hidráulicos bajo la dirección del Comandante Faustino Pérez, quien fuera uno de
los expedicionarios del yate Granma, Comandante del Ejército Rebelde y miembro
del Comité Central del Partido Comunista de Cuba hasta su fallecimiento.
Al
frente del Instituto se encargó de enrumbar el proceso inversionista que se
realizaba en el país sorteando incontables dificultades con los abastecimientos
por las dificultades que ya imponía el imperio a la naciente Revolución; pero
cumplir con ese programa era una imperiosa necesidad para el desarrollo, tanto
de la agricultura y la ganadería como de los futuros planes educacionales, de
urbanización y viviendas y hasta el propio turismo, según dejó bien precisado
Fidel en su intercambio con los columnistas al dejar inaugurada la Presa
Viet-Nam Heroico el 12 de agosto de 1967, con lo cual dio inicio la Revolución
Hidráulica en este territorio insular, hace hoy 52 años.
Siempre
el Comandante en Jefe tuvo la clara visión de esa impostergable tarea, y con
ella la
necesidad de formar profesionales, técnicos y cuadros capaces de poder
proyectar, ejecutar y dirigir obras de tan alta complejidad y precisión; veía
en la Isla un territorio especial para lograr esos objetivos, a diferencia de
muchos especialistas con manifestaciones burocráticas que tenía el Instituto. Por
ello en esa ocasión llamó a trabajar con intensidad, a aprovechar todos los
recursos disponibles y poner al servicio de las obras toda la iniciativa y
rapidez sin perder calidad, por eso decía que él militaba en el “bando de los
impacientes y dinámicos…”
Hay
antecedentes que dieron las luces necesarias para el desarrollo de la Voluntad
Hidráulica, como los estragos del ciclón Flora, las intensas sequías y lluvias,
la exigencia de los sistemas de riego para alcanzar las producciones y
rendimientos agrícolas necesarios para satisfacer las demandas del pueblo, por
tanto, no se podía perder una gota de agua, había que embalsarla y tenerla a la
disposición de los programas que se emprendan en el país. De ahí surgió una
frase que tiene que ver hoy también con la campaña que se intensifica para
preservar ese recurso y lograr los ahorros posibles: “Ni una sola gota de agua al mar.”
Fue
la Presa “Viet-Nam Heroico” y un día después la “Antonio Briones Montoto”, las
que abrieron el camino de la Revolución hidráulica en la Isla, en la que se han
construido 15 embalses, además de micropresas, bolsones, sistemas de drenaje y
riego de diferentes tipos, canales para el traslado del agua hacia áreas de
cultivo, logrando una capacidad total de almacenamiento de unos 230 millones de
metros cúbicos de agua. De esos embalses, la mayoría tiene el objetivo de asegurar
el regadío a las áreas agrícolas, la cría de peces y algunos para el abasto de
agua a la población y estaciones de alevinaje.
Fue
precisamente en ese acto presidido por Fidel en el que después de hacer un
análisis de todo lo que aún quedaba por hacer en este terruño expresó “…
nuestra
juventud más que una isla suya tiene la posibilidad de hacer suya esta isla”. Para ello fortalece el concepto y estimula el entusiasmo
y la aguerrida actitud demostrada por ello y hace la mayor precisión convertida
en histórico reto: “Llamémosla “Isla de la Juventud” cuando la juventud con su
obra haya hecho algo grande, haya revolucionado aquí la naturaleza y pueda
exhibir el fruto de su trabajo, haya revolucionado aquí la sociedad”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario