Por Sergio I. Rivero Carrasco
Cuando
hablamos de diabetes referimos una enfermedad crónica, que al hacernos la
primera visita, se queda y nos acompaña toda la vida; adopta diferentes formas
aunque todas tienen un punto en común, que es la alteración en la utilización
de los carbohidratos, lo que se traduce en una elevación de los niveles de
azúcar en sangre, que en la práctica
clínica se conoce como hiperglucemia. Esta
alteración es motivada por un déficit total o parcial de una hormona producida
por el páncreas, imprescindible para la vida, que se llama insulina.
Buenos
ejemplos de poder convivir con la diabetes son el lanzador de Beisbol Jason Jonhson del equipo Clereland Indians fue el primer deportista en jugar con una
bomba de insulina, mientras que la modelo y actriz estadounidense Sharon Stone, confesó que ser diabética le
enseñó a ser disciplinada en la vida. Otros famosos muy conocidos que han tenido
una vida exitosa con la diabetes han sido el célebre cantante norteamericano
Elvis Presley, la actriz Liz Taylor, el futbolista Maradona, el escritor
norteamericano Ernest Hemingway, el actor Woody Allen, entre otros, y el
secreto ha sido la disciplina, la alimentación adecuada y los hábitos de vida
saludables.
Aunque nuestro país ha hecho ingentes esfuerzos para
lograr una adecuada pesquisa y tratamiento riguroso a la enfermedad y ella
ocupa el octavo lugar en las principales causas de muerte en el año 2018, los
especialistas insisten en mantener la alerta sobre la prevalencia de este
padecimiento porque constituye un factor de riesgo importante para aquellas
enfermedades que ocupan los primeros puestos en esta lista.
Profesionales con relevancia en el dominio de esta
enfermedad, aseguran que Cuba tiene un incremento continuo en los últimos años
tanto de obesidad como sedentarismo, con más del 50 por ciento de prevalencia
de ambas condiciones por cada mil habitantes, lo cual constituyen factores de
riesgo asociados a ella, que constituye además la segunda causa de las
enfermedades renales en el país.
El tipo
de diabetes determina también su tratamiento, las más frecuentes son las Tipo 1
y 2. Los pacientes con la diabetes tipo 1 son incapaces de producir la
insulina, por lo que su tratamiento desde que es detectada se caracteriza por
la utilización de ese fármaco y aparece en edades tempranas; los de tipo 2 se
conoce también como diabetes del adulto por su presentación en personas de edad
más avanzada y en ocasiones se enmascara con síntomas de sequedad en la boca,
sudoración fría, micciones frecuentes, entre otras, pero en ambos casos debe
prevalecer un diseño de vida saludable para enfrentarla.
En estos
casos los hábitos alimenticios deben responder a evitar excesos de sal, azúcar,
grasas, carne roja, alimentos fritos, y
dar prioridad a las carnes blancas, viandas hervidas que no contengan glucosa,
verduras, frutas frescas y jugos naturales, legumbres, cereales. Lo anterior se
complementa con la práctica de ejercicios físicos, al menos unos 30 minutos
diarios de forma estable respetando la periodicidad de las tomas de alimento,
ya que el olvido de alguna de ellas puede acarrear la aparición de
hipoglucemia. El mantenimiento del peso corporal facilita el control de la
diabetes, por lo que en caso de sobrepeso u obesidad, la dieta debe tener un
contenido bajo en calorías.
Cumplir con responsabilidad el tratamiento
indicado, visitar con frecuencia el Centro Integral de Atención al Diabético
para realizar el control y recibir información acerca de la enfermedad, revisar
sus pies para detectar la posible ocurrencia del pie de riesgo de hacer una úlcera, el funcionamiento del sistema circulatorio y de
otras posibles alteraciones funcionales colaterales, son medidas que los
enfermos y familiares deben cumplir con la más alta responsabilidad; aunque la
diabetes es una enfermedad severa, hay que enfrentarla con la normalidad que
ello requiere, demostrando la fortaleza de saber
vivir con diabetes.
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