viernes, marzo 15, 2019

Cuba es un eterno Baraguá



Por Sergio I. Rivero Carrasco
No es un simple slogan, es una convicción y realidad que transpira en la piel de los cubanos que renunciamos a tener un amo, temer a un enemigo poderoso que pretende mancillarnos o entregar lo más preciado de la Nación: Su dignidad.

Hoy el escenario internacional y regional nos enfrenta al enemigo histórico con nuevas formas y métodos de lucha, muchas veces encubiertas y otras, como sucede por estos días, bien abiertas y descaradas, puestas de manifiesto en el recrudecimiento del bloqueo, la amenaza de aplicación del Título III de la Ley Helms Burton y la inclusión de Cuba, junto a Venezuela y Nicaragua en la lista negra o eje del mal en la región.

El espíritu de Baraguá es el de la intransigencia, la dignidad, el patriotismo, el de la independencia nacional sin condiciones impuestas, tal como lo enarboló hace hoy 141 años, el 15 de marzo de 1878, nuestro Lugarteniente General Antonio Maceo Grajales puso en alto la dignidad y el patriotismo de los cubanos en los Mangos de Baraguá frente a la propuesta de Paz del Zanjón condicionada realizada por el General Arsenio Martínez Campos máxima autoridad colonial en la Isla, ocasión en que se ratificó el propósito de los insurrectos de continuar la lucha sin aceptar el ignominioso Pacto del Zanjón, rubricado el 10 de febrero de 1878.

En Baraguá Maceo mantuvo su firme postura de no deponer las armas y en estos términos le expresó a Martínez Campos: “No estamos de acuerdo con lo pactado en el zanjón, no creemos que las condiciones allí estipuladas justifiquen la rendición después del rudo batallar por una idea durante diez años y deseo evitarle la molestia de que continúe sus explicaciones porque aquí no se aceptan. No nos entendemos”

El militar español preguntó que cuándo se reiniciarían las hostilidades, y Maceo dijo que dentro de ocho días. Entonces uno de los insurrectos que acompañaban al General Antonio, dirigiéndose al resto de sus compañeros pronunció: ¡Muchachos, el 23 se rompe el corojo!
La Protesta de Baraguá abrió así un nuevo capítulo en la lucha del pueblo cubano por su libertad e independencia. Salvó la dignidad de las huestes mambisas, y elevó aún más el prestigio y la autoridad de Antonio Maceo, aquel mulato y humilde arriero, con más de 800 combates y 24 heridas en el cuerpo, que inició la lucha como soldado y alcanzó el máximo grado militar dentro del Ejército Libertador Cubano.

Nuestro Héroe Nacional José Martí, al referirse a la Protesta de Baraguá expresó: “Tengo ahora ante mis ojos la Protesta de Baraguá, que es de lo más glorioso de nuestra historia”.

Y Fidel, quién tuvo siempre como paradigma las enseñanzas aportadas por nuestros próceres, al conmemorar el centenario de la Protesta de Baraguá el 15 de marzo de 1978  expresó: “Lo que sí puede afirmarse es que con la Protesta de Baraguá llegó a su punto más alto, llegó a su clímax, llegó a su cumbre, el espíritu patriótico y revolucionario de nuestro pueblo; y que las banderas de la patria y de la revolución, de la verdadera revolución, con independencia y con justicia social, fueron colocadas en su sitial más alto.”

Unos años más tarde, en Tribuna Abierta de la Revolución,  hizo un recuento y precisión que trasciende hasta nuestros días, cuando en difíciles circunstancias el país consolida la unidad imprescindible, y enfrenta las más despiadadas y agresivas acciones imperialistas: “Nosotros tuvimos nuestros reveses, duros; los tuvimos en el Moncada. ¡Ah!, pero nunca nos dimos por vencidos. Los combatientes del Moncada nunca se dieron por vencidos, nunca aceptaron la derrota. Era el espíritu de la Protesta de Baraguá. En la cárcel jamás se humilló ningún combatiente, jamás aceptó la derrota. Era el espíritu de Baraguá. Después del desembarco del Granma los reveses fueron grandes, pero muy grandes, podrían parecer insuperables; pero nadie se dio por vencido. Los que sobrevivieron, decidieron continuar la lucha. ¡Era el espíritu de Baraguá!”.

Hoy nos convoca un renovado espíritu de Baraguá para enfrentar las agresiones del imperio y mantener las esencias del desarrollo, que consolidan a nuestro país como un fuerte bastión inexpugnable en lo político, lo económico y lo social con una suma de justicia y dignidad. La semilla sembrada por la Revolución y una obra social y humana que resalta por todas partes, permiten multiplicar las formas y medios de lucha, y profundizar la conciencia revolucionaria de nuestro pueblo, convencidos de que como nos aseveró Fidel: “El futuro de nuestra Patria será un eterno Baraguá”.

 El Presidente cubano Miguel Díaz-Canel en su cuenta de Twitter escribió hoy:

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