Por
Sergio Rivero Carrasco
Infografía tomada de Internet
Infografía tomada de Internet
Si observa con detenimiento el mapa del Medio Oriente podrá apreciar la cifra de bases militares norteamericanas existentes en los países más ricos en petróleo y otros minerales de alto valor, lo cual constituye una amenaza permanente para el gobierno iraní y su pueblo, que ha logrado desarrollarse de forma independiente, un importante desarrollo socio-económico y militar, ha puesto al servicio del desarrollo del país el uso de la energía atómica en varias esferas, lo cual ha implicado un recrudecimiento de las hostilidades con Estados Unidos, porque la práctica ha demostrado que la fortaleza alcanzada por el país islámico impide cada vez más que se logre el objetivo de los yanquis de someterlos y conquistarlos para llenar de banderas norteamericanas toda el área que hoy muestra la bandera iraní.
Como parte de las acciones diseñadas en la llamada "guerra contra el terrorismo" como resultado de las estrategias aplicadas después del derribo de las Torres Gemelas, Estados Unidos invadió y ocupó a Afganistán e Irak. En realidad esas invasiones son parte de una ofensiva imperialista horrorosa con el objetivo de solidificar y profundizar el control del Medio Oriente y Asia central.
Lo expresado
anteriormente constituye un paso de suma importancia para lograr el objetivo de
establecer un imperio mundial indiscutible e indisputable y así estar
preparados para atacar a los que amenacen esa dominación. El gobierno de Bush la concibió como la salva inicial en una guerra
ilimitada por un imperio mayor bajo el lema de una “guerra contra el
terror”, cuya meta era derrotar al fundamentalismo islámico, derrocar a
estados no completamente bajo el control estadounidense, reestructurar
las regiones del Medio Oriente y Asia central, y tomar mayor control de
importantes fuentes y rutas para transportar suministros estratégicos de
energía.
Irán ha sido
central para Estados Unidos en esta ofensiva. En su Informe presidencial de
2002, Bush puso a Irán en la lista del "eje del mal". Una meta de los
ataques a Afganistán e Irak fue intimidar a Irán y debilitar la influencia de
la República Islámica en la región. Pero en realidad eliminó a dos de sus
principales rivales, el Talibán de Afganistán y Saddam Hussein, y eso le dio al
gobierno iraní más libertad para ampliar su influencia.
La ocupación de Irak continúa hoy con nuevos horrores diarios para el pueblo. Pero simultáneamente, el gobierno de Bush contempla más confrontaciones y una posible guerra con Irán. Cada semana salen a flote nuevos informes de preparativos para un ataque o una nueva amenaza de boca de un representante de la clase dominante, republicanos y demócratas. Una guerra contra Irán, posiblemente con armas nucleares, llevará una horrible muerte y destrucción al pueblo iraní y acelerará la muy negativa dinámica de McMundo/McCruzada vs. Jihad: dos polos reaccionarios e históricamente anticuados que se oponen, pero al mismo tiempo se refuerzan mutuamente.
Todo lo anteriormente expuesto demuestra la urgente necesidad de realizar acciones políticas masivas para evitar que Estados Unidos se lance a la guerra contra Irán.
Fuente: Periódico Revolución del Partido Comunista Revolucionario de Estados Unidos
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