- Apoya el presidente Bush genocidio y barbarie Israelí contra el pueblo libanés
El desesperado clamor de niños y mujeres libanesas y palestinas de que no los sigan matando, refleja el genocidio israelí contra esos pueblos y la impotencia e incapacidad del mundo para frenarlo, mientras el gobierno de Estados Unidos lo apoya junto con sus aliados.
El presidente estadounidense George W. Bush apoyó hoy de nuevo la agresión militar israelí contra el pueblo libanés, al argumentar que las milicias de Hizbalá deben ser desarmadas.
En su mensaje semanal de radio, el mandatario evitó pedirle a Israel un alto al fuego inmediato, como lo reclaman diversas organizaciones de derechos humanos.
Bush se limitó a decir que el conflicto actual en Líbano es "doloroso y trágico", pero constituye, según él, una oportunidad para los grandes cambios en el Medio Oriente.
Insistió en justificar su posición de guerra contra el terrorismo al expresar que "cuando una región entera fermenta en la violencia, esa violencia puede eventualmente llegar a nuestras costas y extenderse al mundo entero".
El inquilino de la Casa Blanca manifestó que a partir de un acuerdo adoptado la víspera en un encuentro con el primer ministro británico, Tony Blair, el próximo lunes se discutirá en la ONU la composición y mandato de una fuerza multinacional para Líbano.
Según la oficina del Coordinador para Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, los indiscriminados bombardeos de Israel contra poblaciones libanesas provocaron la muerte de al menos 600 civiles, entre ellos mujeres, niños y ancianos.
Continúan los bombardeos aéreos del régimen de Tel Aviv, con la ayuda y abierta complicidad de Washington, y como consecuencia aumentan por decenas las muertes de civiles inocentes, muchos de ellos menores, mientras son destruidas ciudades, fábricas, hospitales y toda infraestructura.
Esto es un ejemplo de terrorismo de Estado, ante el cual la Organización de Naciones Unidas (ONU) está tan maniatada como su Consejo de Seguridad, controlado por las grandes potencias imperialistas.
Resulta preocupante contemplar la parálisis de la Comunidad Internacional ante las agresiones israelíes en el Medio Oriente, solo la ONU ha pedido una tregua de 72 horas para favorecer la situación de los civiles, cuando debió plantearse resolver el problema.
La complicidad del Gobierno de George W. Bush en esta destrucción del Líbano se hace evidente en los campos militar y diplomático, ya que EE.UU. ha bloqueado cualquier intento de presionar a Israel para que cese los bombardeos.
Su cinismo ha llegado al colmo de que junto al envío de bombas de precisión teledirigidas, embarcadas rápidamente, para ser usadas junto a armas químicas contra la población del Líbano, la Casa Blanca anuncia una ‘ayuda humanitaria’ a ese país, la cual comenzará a llegar por ‘helicópteros y barcos’, posiblemente militares.
En Roma, Italia, 14 países y organismos internacionales discuten qué no hacer, siguen apuntando hacia las víctimas y respaldan al victimario, se cruzan de brazos, se hacen los sordos ante el estruendo de los cañones o los ciegos ante tanta sangre, sin que nadie los obligue a un cese incondicional e inmediato del fuego.
Tampoco los grandes medios de comunicación denuncian los crímenes de guerra que el régimen de Ehuad Olmert comete contra los palestinos en Gaza y en algunas poblaciones de Cisjordania, como los que lleva a cabo contra el Líbano, aunque asegure que aquí su objetivo es solo la milicia chiíta Hezbollah.
Ante esta barbarie, numerosas organizaciones, gobiernos y personalidades de todo el mundo expresan su más enérgica condena, y exigen el cese inmediato de este genocidio y del que Washington lidera contra la población iraquí, el cual amenaza con irrumpir en otros países.
Una vez más se demuestran quiénes son los promotores de la muerte y del terror en el mundo.
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