Conocer una pequeña isla, aun contada su realidad por testigos imparciales, puede resultar un peligro. Cuba es un país maldito, han dicho los capos de la Junta Escolar del condado Miami-Dade, y por tanto un libro que presenta a los estudiantes simples y razonables verdades sobre una isla vecina, merece una condena: expulsarlo de los estantes de las bibliotecas y estigmatizarlo por su presunta filiación castrista.
Así su lectura sea opcional, es decir, no obligatoria en el currículo docente, y se registren apenas 49 copias en las estanterías de 34 escuelas del área, cifras puntualmente aportadas por la prensa oficial de la cúpula cubano-miamense que promueve la inclusión en el Index del libro Vamos a Cuba, de Alta Schreirer.
Todavía no es firme la decisión: hace apenas 48 horas, al atender una apelación de la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos (ACLU), el juez federal Alan Gold decidió que nada podría hacerse hasta una audiencia fijada para el 21 de julio —o a más tardar el 24—, por lo que los libros deberán permanecer en las bibliotecas, aunque no aclaró si al alcance de los escolares.
¿Qué irrita de Vamos a Cuba en Miami? Un padre, evidentemente azuzado por los intereses espurios de siempre, dijo que la portada: niños cubanos, comunes y corrientes, en uniformes de escuela. Alguien histérico afirmó que se trataba de mostrar a niños enfundados con los atuendos oficiales de la Juventud Comunista.
Para una de las que votó por la interdicción, Perla Tabares, "un libro que engaña, confunde o desconcierta no tiene lugar en la educación de nuestros estudiantes, especialmente los estudiantes de colegios primarios, que son los más vulnerables e impresionables".
Para esta Perla y otras que abundan en los predios fundamentalistas miameros, la Schreier es subversiva cuando le dice a los niños floridanos cosas tan elementales como que "la gente de Cuba come, estudia y trabaja como tú. Pero en Cuba hay cosas únicas''. O que "Todos los estudiantes hacen algún trabajo durante el día escolar. Unos trabajan en huertos, los mayores trabajan en fábricas''. O informar qué árboles frutales crecen en la Isla.
La editorial Heinemann, que publicó este y otros libros de la serie A visit... (incluye, entre otros países, a Egipto e Israel, Brasil y Australia, China y Japón), comentó el título en los siguientes términos: "Ayuda a los alumnos de primaria a entender cómo son los niños en otras naciones, mostrándolos en sus celebraciones tradicionales y en sus centros de estudio".
Esta intención no es grata a los cenáculos anticubanos. Prohibir, censurar, agitar bajas pasiones, alentar venganzas, urdir planes punitivos, les ayuda a odiar.
Desde este sábado, ¡Sí, vamos a Cuba!
Este sábado, en cada una de las salas de lecturas infantiles y juveniles de la red cubana de bibliotecas, se efectuó el acto de inicio de la campaña ¡Sí, vamos a Cuba!, por el derecho de los niños norteamericanos a recibir información sobre nuestro país. Esta acción, promovida por la Asociación Cubana de Bibliotecarios (ASCUBI), denuncia a la opinión pública mundial la prohibición del libro Vamos a Cuba por las autoridades escolares de Miami.