En Cuba llamamos “saltimbanqui” a estar de un lado a otro, sin estabilidad, fuera de control... “de aquí para allá”. Es lo mismo que le está sucediendo a algunos “funcionarios" públicos del desgobierno del Gorilotte, lo cual se convierte en una indiscutible debilidad.
Recuerden ustedes que su anterior “ministro de Relaciones Exteriores, Enrique Ortez Golinger, se destacó por su falta de ética y público desagravio al presidente Obama y al español Zapatero.
Al primero lo caracterizó como el “negrito que no sabe nada de nada” ni siquiera dónde queda Tegucigalpa, y al segundo como Zapatero a su zapato… Bueno, este inestable personaje el viernes último juró la cartera de Ministro de Gobierno de la camarilla de facto. Lo hizo como para estar verdaderamente a los pies de los golpistas, que es lo que siempre ha hecho: hacerle el juego a las cartas más sucias que pueda tirar un gobernante.
Pues el susodicho ministro, ya renunció. Solo duró en el cargo apenas tres días. ¿Qué está sucediendo? ¿Le está faltando credibilidad y confianza al Gobierno de facto?
El problema también se une a que las manifestaciones del pueblo se multiplican y enfrentan las acciones terroristas de los golpistas. La jerga popular canta a toda voz: “Nos tienen miedo, porque no tenemos miedo.”
Este no será el último, lo que no es legítimo queda rápidamente en el camino y más cuando se es tan inestable como Ortez, signado a ser un saltimbanqui.
¿Y ahora, a dónde va a parar? ¿Quién lo va a proteger del daño que le ha hecho al pueblo hondureño? ¿Cómo enfrentará su posición racista ante el amo del Norte?
Recuerden ustedes que su anterior “ministro de Relaciones Exteriores, Enrique Ortez Golinger, se destacó por su falta de ética y público desagravio al presidente Obama y al español Zapatero.
Al primero lo caracterizó como el “negrito que no sabe nada de nada” ni siquiera dónde queda Tegucigalpa, y al segundo como Zapatero a su zapato… Bueno, este inestable personaje el viernes último juró la cartera de Ministro de Gobierno de la camarilla de facto. Lo hizo como para estar verdaderamente a los pies de los golpistas, que es lo que siempre ha hecho: hacerle el juego a las cartas más sucias que pueda tirar un gobernante.
Pues el susodicho ministro, ya renunció. Solo duró en el cargo apenas tres días. ¿Qué está sucediendo? ¿Le está faltando credibilidad y confianza al Gobierno de facto?
El problema también se une a que las manifestaciones del pueblo se multiplican y enfrentan las acciones terroristas de los golpistas. La jerga popular canta a toda voz: “Nos tienen miedo, porque no tenemos miedo.”
Este no será el último, lo que no es legítimo queda rápidamente en el camino y más cuando se es tan inestable como Ortez, signado a ser un saltimbanqui.
¿Y ahora, a dónde va a parar? ¿Quién lo va a proteger del daño que le ha hecho al pueblo hondureño? ¿Cómo enfrentará su posición racista ante el amo del Norte?
El pueblo le ajustará las cuentas.
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