Una cosa es lo que se piensa y otra la realidad, o la presunción que sale de hilvanar hechos, criterios, compromisos, relaciones… No por gusto en la reflexión de Fidel “Un gesto que no se olvidará”, al referirse al golpe técnico y resaltar los valores del presidente Zelaya, concluye el párrafo diciendo: “Lo que allí ocurra será una prueba para la OEA y para la actual administración de Estados Unidos”.
No por gusto se refirió a Estados Unidos y el papel que debía jugar en ese hecho y en lo que avizoró tres días antes y también reiteró que ese gobierno no tiene vida sin el oxígeno de Estados Unidos.
En un trabajo bien condimentado publicado por Telesur y Kaosenlared, la periodista Eva Golinger nos dice refiriéndose a los hechos de Honduras “Mientras ocurría el golpe de estado, los militares estadounidenses y los representantes de Washington en la embajada estadounidense en Tegucigalpa tenían conocimiento pleno de los sucesos.
Ante tal aseveración, no deja mucho espacio a lo expresado por el presidente Zelaya en relación con todo Hugo Llorens, el embajador de EE.UU, y su inocencia en relación con los hechos, corroborados después por la canciller Patricia cuando le realizó múltiples llamadas telefónicas sin respuesta alguna.
No se puede soslayar el hecho de que en el país centroamericano se encuentra enclavada la base Soto Cano, la cual constituye la sede de la Fujerza de Tarea Conjunta denominada “BRAVO” (JTF-B) de Estados Unidos, integrada por efectivos de las fuerzas aéreas, de seguridad conjuntas y el Primer Batallón-Regimiento No. 228 de la aviación estadounidense, que agrupa a más de 650 ciudadanos norteamericanos y hondureños que viven en los cuarteles militares allí enclavados. Tanto poderío y ubicación estratégica en la región encierra también serios compromisos.
Si bien la presidencia de Estados Unidos, la Secretaria de Estado Hillary Clinton, entre otros se han pronunciado públicamente por reconocer como único presidente legítimo a José Manuel Zelaya, no han realizado acciones contundentes para contribuir al retorno a la constitucionalidad y un poco se están codeando con el gobierno de facto. En la propia conversación de la Clinton con Micheletti para conocer su parecer en cuanto a la propuesta de mediación, se le estaba considerando como legal presidente. A partir de ello, el gorilote comenzó a redoblar su blasfemia, a condicionar situaciones, a exigir seguridad y lugar para reunirse, hacer anuncios constitucionales, entre otros.
En un trabajo anterior me referí a la respuesta dada por la Clinton a los periodistas, cuando culminó la reunión con Zelaya, en la que indagaron acerca de que si ese regreso al orden constitucional de Honduras, implica el retorno del presidente Zelaya a lo cual contestó: "Ahora que tenemos un proceso de mediación que podría comenzar pronto, no quiero prejuzgar lo que las partes van a acordar. Es bueno que las partes con el presidente Arias como ayuda, resuelvan estos temas". Y dejó lo más importante del proceso en el aire para que “cada cual saque sus propias conclusiones”. No se comprometió con el tema.
Las recién concluidas intenciones de llegar un consenso entre el gobierno legítimo y el golpista para el deceso del último, fueron totalmente infructuosas y desde un inicio manifestamos que nacieron con malformación, porque ninguno de los principios tenidos en cuenta se cumplió y los golpistas, con una arrogancia y prepotencia que sobrepasaban los límites permisibles, se retiraron sin conversar, ni acordar nada.
Entonces, ¿De dónde sale el alimento que nutre a esta camarilla que por más de 13 días está sin recibir dinero, suministros, combustible para mantenerse y la economía del país paralizada?
Si el gobierno de Estados unidos, está realmente en contra del golpe de estado, ¿qué va a hacer? ¿Aplicará las medidas restrictivas anunciadas y aplazadas para el lunes último “apara observar el desarrollo de los acontecimientos” y nada?
En la reflexión de Fidel “Muere el golpe o mueren las constituciones” expresa que mientras el presidente Obama en Europa ratificaba que el presidente Zelaya era el único reconocido “mientras, en Washington la extrema derecha y los halcones maniobraban para que éste negociara el humillante perdón por las ilegalidades que le atribuyen los golpistas… Honduras es hoy no solo un país ocupado por los golpistas, sino además un país ocupado por las fuerzas armadas de Estados Unidos.”
Está claro para todos que si bien la élite del gobierno no ha hecho compromisos públicos con los golpistas sí existe una historia muy difícil de borrar sobre la actuación de Estados Unidos en el área desde mediados del siglo XX y la raíz de su posicionamiento actual en Honduras. Baste recordar la ocupación colonial de esa región por los norteamericanos a lo largo del siglo XX, de lo que dio el nombre terrible de “repúblicas bananeras” para las naciones centroamericanas, cuyos pueblos han dado muestra de una larga resistencia.
Unos 400 000 muertos suman ya las resistencias a las dictaduras militares impuestas en la región durante el siglo XX. Si se le suma a los muertos y desaparecidos en Guatemala, en Nicaragua bajo la dictadura de Zomoza y en E Salvador, se justifica perfectamente esa cifra que es posible sea superada.
Debemos analizar el Golpe de Estado en Honduras en ese contexto porque si eso se permite y no se restituye la constitucionalidad en el país con el regreso de Zelaya, el hemisferio peligra y como tituló Fidel su última reflexión: “Muere el golpe o mueren las constituciones”, que es igual decir “mueren las democracias elegidas por los pueblos” “un grupo de terribles golpes de estado pueden desencadenarse” y arrasar con los logros de los pueblos durante estos años de duro batallar. Los golpes se pueden multiplicar en la tarea demoledora de desestabilizar gobiernos contando con el apoyo la National Encowment Foundation (NED) y la USAID (Agencia Internacional para el desarrollo (USAID), es decir la CIA estadounidense, responsable también de la guerra contra Nicaragua y la invasión a Panamá en 1989, entre otras actuaciones “memorables” en la región.
El retiro de las nubes iniciales, abren paso a la luz, el cielo se despeja, los hombres evalúan la situación, el pueblo sigue aferrado a su historia y a sus principios elementales, pero hay algo más en este golpe porque no podemos pensar que es solo la repetición de viejas formas de hacer de los golpistas con la decisiva participación del poder de la oligarquía en contubernio con las fuerzas militares, sino que hay ingredientes muy provocativos, intencionados, que parecen hechos para colocar al presidente Barack Obana frente a un hecho bien consumado para ver su actitud tomando como referente lo ocurrido con el ex presidente James Carter en tiempos en que tuvo relación con algunas dictaduras “por debilidades de los nuevos gobernantes”.
¿Qué hará Obama ahora? Ya el presidente Hugo Chávez le puso el ultimátum al embasarlo en relación a tomar partido con acciones concretas. ¿Cuándo será? ¿Esperará el desgaste de los manifestantes o la llegada por la fuerza en acción inteligente y sorpresiva de Zelaya? ¿Qué pasará cuando Zelaya llegue a Honduras y cuál será la actitud del gobierno golpista ante ese hecho? ¿Qué hará entonces Estados Unidos?
Son interrogantes que nos llaman a la reflexión porque en realidad son fuertes y difíciles según el curso de los acontecimientos. Solo hemos querido reflexionar al respecto hilvanando ideas y hechos por lo que será necesario tener en cuenta la historia y abrazarse al presente para evaluar con justeza el curso de los acontecimientos.
Fuentes: Telesur, Kaosenlared, Cubadebate y Prensa Latina.
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