En el editorial que inicia esta página les comentaba que me consideraba un soldado del bien y por ello lucharía.
Tengo necesidad de comentarles un hecho que no es nuevo para muchos de los que accedan a esta página, pero sí es bueno que conozcan la VERDAD y no las insidiosas versiones llenas de mentiras orquestadas por la mafia de Miami, que públicamente ha presionado en el Congreso para que el gobierno norteamericano no autorice a los más de 1500 médicos cubanos a brindar su servicio solidario a los damnificados de Mississippi, Alabama y New Orleáns.
Es por la razón antes expuesta que les hago un llamado a solidarizarse con la propuesta de nuestro gobierno en relación con la ayuda a esas personas, pertenecientes a las capas más pobres y que además no poseen los recursos para costearse un seguro de salud.
Todo cuanto hagamos en pos de lograr ese propósito no será cenizas al aire. Nuestro pueblo se siente tristeza por la increíble tragedia por la que atraviesan los habitantes, pobres y negros en su mayoría, de los tres Estados afectados que, en cifra superior a los 10,000 hasta hoy, han perdido la vida por la falta de previsión del Gobierno y de una infraestructura incapaz de dar respuesta inmediata y sobre todo preventiva, a cualquier tipo de catástrofe, a veces previsible como es el caso de los huracanes.
Fidel, el Comandante en Jefe de los cubanos, puso a disposición del gobierno norteamericano la decisión de aceptar la ayuda humanitaria y desinteresada con el aporte de más de 1, 500 médicos y cifra superior a las 64 toneladas de medicamentos para combatir enfermedades y cuadros clínicos propios de situaciones de este tipo.
En menos de 72 horas estarían allá los médicos, jóvenes en su mayoría, con una preparación científica probada en en todos los terrenos; todos especialistas en Medicina General Integral y cursantes de Maestrías y Doctorados en Medicina, los cuales serían de un inestimable aporte para calmar el dolor de miles de norteamericanos que hoy se encuentran en situaciones extremas.
El Mundo está conmovido por esa catástrofe, la mayor ocurrida en la historia de Estados Unidos y no se ha dado cuenta su Presidente en la situación que está su país. En realidad la enajenación alcanza niveles estratosféricos y lo saca de una realidad tan dura, que es incapaz siquiera de imaginar y menos de enfrentar lo que en realidad ocurre allí.
Alienta a nuestro pueblo, a nuestro Estado, a nuestros médicos, sanos sentimientos de solidaridad y estoy seguro de que Usted lo comparte de ese modo. Es necesario movilizar a la opinión pública de su país para que hagan posible la aceptación del Gobierno.
Como dijo Fidel, en la reunión sostenida con los integrantes de la Brigada Médica Henry Reeve, combatiente norteamericano que peleó en gesto solidario e internacionalista junto a las tropas cubanas en la guerra de independencia contra España y murió combatiendo el 4 de agosto de 1876: ¡Adelante, generosos defensores de la salud y de la vida, vencedores del dolor y de la muerte!
Sergio Rivero Carrasco
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