En múltiples ocasiones hemos oído al Comandante en Jefe referirse a temas cardinales de la economía cubana y también hemos sido observadores de cómo colegas foráneos se han manifestado con desacierto acerca de cuanto se hace en nuestro país. Posiblemente no exista un ejemplo en el mundo de una economía de la cual se hable tanto y se conozca tan poco como el caso de Cuba.
En el Congreso de la Asociación de Economistas de Cuba trató este asunto con gran hondura y compromiso por parte de los profesionales allí reunidos y las causas de que no se le haya dado el tratamiento adecuado a los temas de la economía cubana actual en los medios internacionales se localizan en:
· Una apresurada carrera de amplios sectores de las ciencias sociales internacionales, incluso de aquellos autotitulados progresistas, para suscribir incondicionalmente las ideas del llamado consenso de Washington como única alternativa “científica” y “moderna” a los problemas del mundo, y su renuncia a considerar modelos alternativos, como resultado del desconcierto que originó el colapso de la Unión Soviética.
· El Control de los medios de prensa a nivel mundial por transnacionales, fundamentalmente de EE.UU. y Europa, que ofrecen una cobertura mediática tendenciosa y superficial sobre la realidad cubana.
· Hacer un enfoque sesgado sobre la economía cubana, a partir de prejuicios políticos que hace a muchos economistas y periodistas extranjeros abordarla con criterios preelaborados, tratando simplemente de encontrar forzosamente explicaciones prácticas que avalen sus criterios negativos.
· La existencia de fuertes recursos financieros invertidos por las administraciones norteamericanas para prefabricar una imagen negativa sobre todo lo que acontece en Cuba.
Podríamos sintetizar, como afirmó en el evento Francisco Soberón Valdés, presidente del Banco Nacional de Cuba, en las bases en que se sustenta hoy la economía de los cubanos y sobre qué bases se erigen las transformaciones que están teniendo lugar:
1. “En Cuba previamente al 1959 existía un régimen capitalista que condujo al país a la más extraordinaria pobreza y dependencia política de EE.UU., lo cual originó una revolución que devino sistema socialista, de manera que cualquier camino que conduzca de nuevo al capitalismo se considera como un regreso a un humillante pasado definitivamente rechazado por nuestro pueblo.
2. “La política económica de Cuba no tiene como objetivo desarrollar un modelo consumista que imite al de los países del primer mundo, por cuanto se tiene la más profunda convicción que tal modelo enajena y denigra el ser humano, resulta insostenible y conduce a la desaparición de la especie humana mucho más pronto que lo que hoy somos capaces de prever.
3. “La economía cubana se plantea como objetivo primario darle vida material a un proyecto revolucionario que estableció desde un principio que todo ser humano debe tener garantizados: su alimentación básica; servicios médicos gratuitos de alta calidad; una educación esmerada e ilimitada; un empleo decoroso; el acceso a todas las manifestaciones culturales y deportivas y en general la más plena ejercitación de sus capacidades físicas y espirituales.
4. “Como los recursos materiales con que se cuenta son limitados y se vive la cotidiana presión del bloqueo de EE.UU., se requiere constantemente establecer prioridades sobre su utilización, que difieren sustancialmente de las que priman en los países capitalistas. Por ejemplo, se prioriza el gasto para salvar la vida de un niño por sobre la compra de automóviles de último modelo para una élite o la arquitectura lujosa para sedes de transnacionales. Esa es justamente la razón por la que en Cuba mueren mucho menos niños que en el resto de los países latinoamericanos y en las demás capitales latinoamericanas hay más edificios y carros lujosos que en La Habana.
Con el fin de mantener estos principios, después del colapso de la Unión Soviética fue necesario rediseñar la economía tratando de sobrevivir en ese hostil entorno internacional.
Este proceso generó múltiples deformaciones y errores ampliamente analizados y criticados por el compañero Fidel que dieron lugar a contradicciones incompatibles con la política de la Revolución.
Seguiremos haciendo referencia a los fundamentos en que se sustenta nuestra economía y ampliaremos en las transformaciones que están teniendo lugar en próximos trabajos, pero de lo que sí estamos seguros es de que ¡Vamos Bien! Y de que en lo adelante estaremos mucho mejor.
Sergio Rivero Carrasco
Fuente: Discurso de Francisco Soberón, presidente del Banco Nacional de Cuba, en el Congreso de la ANEC
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