Tomado de Cubadebate
Hay 4.3 millones de mexicanos en pobreza extrema
que quedaron fuera de la Cruzada Nacional contra el Hambre, a pesar de
que se aplican los mismos programas sociales del sexenio pasado.
El gobierno anunció que atenderá 7.4 millones, cuando hasta 2010
había 11.7 millones de personas en pobreza extrema; además, estas cifras
ya no corresponden a la realidad, ya que este año se procesarán los
datos más recientes y se espera un incremento en la pobreza, advierten
expertos.
La estrategia del gobierno federal no dará resultados si no hay
condiciones para generar empleos bien remunerados; hasta ahora la mayor
novedad que presenta es que reconoce el problema del hambre. Los
programas que forman parte de la cruzada “no han detenido el hambre ni
la pobreza, alinearlos no es suficiente, porque no están hechos para
resolver de fondo esta crisis. Sólo han servido para atajar problemas en
las zonas más pobres y lo que está de fondo es la ausencia de empleo y
salarios suficientes para que la gente pueda tener un nivel de vida
adecuado”, señaló José Luis de la Cruz, director del Centro de
Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey campus
Estado de México.
En cuanto al número de mexicanos en pobreza, refiere que hay una
“batalla” por contabilizar el número de personas en esa condición, pero
las líneas de pobreza que se han utilizado en la medición son muy laxas.
“Se plantea que alguien con mil pesos en el campo soluciona su problema
de hambre, pero es muy complicado de justificar. Se debe revisar la
metodología”.
Refirió que la cantidad de pobres a los que la cruzada va a atender
es menor de los que viven en pobreza extrema. Se mencionan 7.4 millones
de personas y se deja fuera a una parte importante de la población que
está en esa condición.
Sumado a esto, para este 2013 se espera un crecimiento de la pobreza,
ya que, según los datos que maneja el índice de la tendencia laboral de
la pobreza del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de
Desarrollo Social (Coneval), en el cuarto trimestre de 2012 aumentó el
ingreso en ciudades de Baja California, Baja California Sur e incluso en
el Distrito Federal, pero “el problema es que hay gente con empleo,
pero su ingreso no le permite adquirir alimentos básicos”.
La novedad de la cruzada, consideró, “es reconocer que el hambre es
un problema; se reconsideran las afirmaciones del sexenio anterior, en
el cual el problema de pobreza y el hambre era negado”.
En cuanto a los resultados que puede dejar la estrategia del gobierno
federal, menciona que son más limitados de lo que el gobierno desearía,
“porque en contra van elementos que ya están presentes como la
desaceleración económica, que el mercado laboral estructuralmente
enfrenta problemas serios para generar empleos suficientes y bien
pagados, y además muchos de los programas y transferencias de recursos
que se hagan serán insuficientes”.
Por su parte, Héctor Rubio, investigador del área de gestión pública
de la asociación Gestión Social y Cooperación (Gesoc), consideró que
muchos programas incluidos en la cruzada ya tienen cierto tiempo en
operación, por lo que ya se tienen evaluaciones. Es el caso de Liconsa y
Oportunidades, entre otros, que han demostrado limitaciones. Este
último ha sido uno de los exitosos, pero el número de personas en
pobreza y pobreza extrema ha aumentado; “esto implicaría una revisión de
fondo de la política social”.
Sostuvo que otros programas “son opacos, no se sabe como funcionan.
Atienden a clientelas o funcionan como caja chica. El tema de la
opacidad no permite saber si funcionan o no”. En esta situación están
sobre todo las acciones relacionados con la educación, apuntó.
Cambio de modelo económico
La Cruzada Nacional contra el Hambre fracasará si se mantiene la
misma política económica de los últimos 12 años, la cual ha frenado el
crecimiento del producto interno bruto (PIB) y provocado polos de
inmensa riqueza y terrible pobreza, expuso Alfonso Ramírez Cuellar,
dirigente del Barzón.
Expuso que los criterios anunciados por la Comisión Intersecretarial
de dicha cruzada son insuficientes para garantizar crecimiento, empleo y
una mejor distribución de la riqueza. “No basta decir que se
flexibilizarán las reglas de operación de los programas para que fluyan
los recursos de dicha cruzada. Esa solicitud la han presentado
organizaciones durante años y a pesar de la palabra empeñada por los
funcionarios de los gobiernos del PRI y del PAN, de que se adecuarán,
los cambios no favorecen el flujo de los recursos hacia los más pobres”.
Asentó que el gobierno de Enrique Peña Nieto inició su administración
con reformas que sólo pueden significar el surgimiento de nuevos
potentados a costa de la renta, de la naturaleza y de la cultura
nacional, por ello consideró que con dicha cruzada sólo se busca un
impacto estadístico a partir de acciones enfocadas a paliar la situación
de pobreza de la población objetivo.
Advirtió que por lograr resultados a corto plazo se ignoran
necesidades estructurales, entre ellas lograr que las empresas del
Estado estén bien administradas, y se otorguen apoyos efectivos a las
pequeñas y medianas empresas.
Sostuvo que el diagnóstico que se presentó en la instalación de la
Comisión Intersecretarial no es innovador; el reto para cumplir
efectivamente con el propósito de la cruzada es desmantelar monopolios
del sector agroalimentario y fomentar la competencia, de lo contrario,
la Secretaría de Desarrollo Social continuará como la coordinadora de
brigadas vistosas y con sobrados tintes electorales.
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