Tomado de Cubadebate
- Antonio Guerrero recibió recientemente la visita de algunos de sus familiares más cercanos en la cárcel de Marianna. Fue para él una pequeña isla de felicidad en un océano de injusticia. Un preso hizo las fotografías y Tony escribió una hermosa crónica del encuentro.
Queridos amigos:
Se dice que una imagen puede hablar más que mil palabras, y aquí
queremos compartir con ustedes algunas fotos de la visita de mis
familiares, a las que agregaremos breves impresiones de cada uno.
Hacía 15 años que no nos veíamos mi sobrino Carlitos y yo. Pero, al
encontrarnos, desapareció el tiempo. Mi sobri solo atinó a decirme: Tío
estas igualito. Y un fuerte abrazo y una amplia sonrisa sustituyo a las
lágrimas que algunos pronosticaron.
Mi madre hermosa, fuerte y clarita en todo, evaluando cada momento de
felicidad y, como siempre, dirigiendo las sesiones de fotos, incluido
al fotógrafo, un recluso muy buena gente.
Mi hermana precisando conmigo cada proyecto, entre los torrentes de
conversaciones, chistes, canciones y juegos con mis “pequeños
querubines”.
Mis dos campeones con solo mirarlos desaparecen todos los muros.
Gabo cada vez más comprometido con sus estudios y madurando, entre distancias, romances y sano ejercicio para lidiar con las tensiones. Yo cada vez estoy más convencido de que vencerá su meta.
Tonito comprometido no solo con su trabajo, sino además, y por sobre
todo, con su bella, en todo el sentido de la palabra, futura esposa
Suset. Yo le doy mis “consejitos”, pero en cuestiones del amor poco
sirven experiencias ajenas.
La gente dirá aquí en Marianna lo mismo que dijeron seguro en
Florence: Esta gente está medio loca o loca y media. En nuestro grupito
de amor la risa es constante ( y más cuando Carli mete la pata con la
baraja que debe tirar). Las canciones las cantamos en coro, dirigido ya
saben por quien, mi madre. Mis hijos no cantan porque son canciones de
los 60 y 70, pero participan con sus rostros encantados. Las ocurrencias
de Tonito, secundado por Gabo nos sacan hasta las lágrimas con la
risotada.
Nada podrá matar esa felicidad en la que en el fondo vibra el amor;
la tranquilidad que da la pureza y la inocencia, y vibra el cariño de
los amigos, amigos siempre recordados de Cuba y del mundo, amigos como
Barbara, Patt y sus hijas que siempre abren de par en par las puertas de
su casa y sus corazones para apoyar en lo que sea a nuestros
familiares.
Por todo ello reitero, junto a este quinteto de seres queridos que me han llenado de amor y alegría estos días:
¡Venceremos!
Cinco abrazos.
29 de agosto de 2012
Antonio Guerrero
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