Lo que más me impresiona de estos XXX Juegos Olímpicos es la
confraternización de todas las naciones. Hay más países representados en
esta fiesta del deporte (204) que en la ONU (193). Y por primera vez
todos los comités olímpicos nacionales enviaron atletas, inclusive
Arabia Saudita, Catar y Brunei.
En los estadios londinenses quedan aparcadas todas las diferencias y
divergencias políticas, económicas, ideológicas, religiosas y étnicas.
En 29 modalidades de 26 deportes hermanan a Israel e Irán, a Estados
Unidos y Cuba, a Corea del Norte y Corea del Sur.
Fue en la ciudad griega de Olimpia donde comenzaron los juegos, hace
unos 4.500 años, como un ritual religioso de homenaje a los dioses y
fortalecimiento de la paz entre las ciudades-estado. El año 392 los
juegos fueron prohibidos por el emperador romano Teodosio I. Siglos
después, en 1896, renacieron en Atenas, que fue la sede de los I Juegos
Olímpicos de la era moderna.
Las Olimpiadas son como el anuncio de otro mundo posible, el mundo
solidario en el que la humanidad vivirá como una gran familia. En una
familia las personas son diferentes, poseen talentos y aptitudes
distintas, pero todos tienen los mismos derechos y oportunidades Así
deberíamos vivir los casi siete mil millones de este planeta que ocupa
la tercera órbita del sistema solar, y en el que -según dicen- hay vida
inteligente…
En las Olimpiadas las peleas entre los 10.500 participantes son
solamente deportivas. De hecho, la pelea mayor es la del atleta consigo
mismo, ante el desafío de superar las marcas del desempeño en su
modalidad deportiva.
En las competencias no hay rencor ni humillación de parte de quien es
derrotado. Lo que sí hay es la alegría y la exaltación de los atletas y
de los países que conquistan medallas de oro, sin que ello cause
resentimiento a los que no suben al podio.
Aunque no todo son rosas en la historia de los Juegos Olímpicos
modernos. En 1936 la Alemania de Hitler fue la sede del acontecimiento,
transmitido por primera vez por la tv. Y a pesar de que los nazis
exaltaron la superioridad de una supuesta raza aria, fueron los negros
norteamericanos quienes conquistaron las medallas de oro del atletismo;
uno de ellos, Jesse Owens, se colgó cuatro al cuello.
La irritación de Hitler fue aplacada con la conquista, por los
deportistas alemanes, del mayor número de medallas de oro, 33. Los
EE.UU. quedaron en segundo lugar, con 24. Fue en Berlín aquel año cuando
se inventó la ceremonia de la antorcha olímpica.
Otro momento trágico sucedió también en Alemania, en las Olimpiadas
de 1972. El 5 de setiembre, terroristas de una organización denominada
Setiembre Negro invadieron la villa olímpica y ocuparon los dormitorios
de la delegación israelí. Amenazaron con ejecutar un rehén cada hora, en
caso de que no soltaran a 200 presos árabes de las cárceles de Israel.
Se suspendieron las competiciones para atender a las negociaciones y el
COI (Comité Olímpico Internacional) llegó a pensar en la cancelación del
acontecimiento.
Intervino la policía, dejando un saldo de 18 muertos, entre ellos once rehenes, cinco terroristas, un policía y un piloto de helicóptero.
Millones de personas se ponen ante los aparatos de tv para asistir a
la apertura de los Juegos Olímpicos. Cada país anfitrión procura ofrecer
lo mejor de su arte en la inauguración del suceso. Los ingleses
brillaron ofreciendo una mezcla de historia, entretenimiento, humor,
tecnología y música.
Lo que más me llamó la atención en esa ceremonia de apertura fue el
énfasis sobre el sistema de salud británico, el NHS (National Health
Service), equivalente a nuestro SUS, con la diferencia de que aquel es
considerado el mejor del mundo.
El Brasil acogerá, en agosto del 2016, la XXXI Olimpiada. La
presidente Dilma prometió, en Londres, que la apertura de los juegos, en
Rio de Janeiro, superaría a la de Londres. O sea que ya comenzó, pues,
la competencia por el glamour… Y Dilma hasta hizo una sugerencia de
coreografía: una escuela de samba.
Hago votos para que, en el 2016, el Brasil exhiba ante el mundo lo
mejor de su música, danza y tecnología de efectos especiales, pero
también muestre cómo nuestro pueblo tiene asegurados los tres derechos
fundamentales del ser humano: alimentación, salud y educación.
Por tanto hay que empezar por duplicar desde ahora la inversión en
dichas áreas. Si queremos superar a Londres, no basta con hacerlo en la
forma sino también en el contenido, para que las Olimpiadas de Rio no
sean sólo una fiesta en la tierra de un pueblo semianalfabeto y carente
de recursos para el acceso a buenas condiciones de salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario