Con la proclamación oficial de Mitt Romney como candidato, concluye hoy en la ciudad de Tampa, estado de La Florida, la Convención nacional republicana con vistas a las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Uno de los
aspectos más difundidos alrededor del mediático evento ha sido la
plataforma aprobada finalmente en la convención, atravesada en su casi
totalidad por un profundo enfoque conservador. El tratamiento
antiinmigrante, por ejemplo, apoya concluir el muro fronterizo con
México y leyes como la SB-1070 del estado de Arizona, así como
implementar el Sistema de Verificación de Empleados; cosa que ha llevado
al embajador mexicano en Estados Unidos a afirmar que contiene ”tufos
de xenofobia y nativismo”. El texto también promete frenar la reforma de
salud impulsada por el presidente Barack Obama y se
opone a “redistribuir los ingresos y financiar programas considerados
innecesarios o inefectivos”. En política exterior se proclama que EE.UU.
“ocupa un lugar y desempeña un rol únicos en la historia de la
humanidad”.
En el caso de América Latina se retoma el lenguaje de la Guerra Fría en “contra de la subversión marxista”. Respecto a Cuba hubo alarma a inicios de esta semana entre los políticos extremistas del Sur de La Florida luego que la publicación Policy Now filtrara que el tema de la Isla no aparecía en el borrador de la plataforma que se sometería a la Convención.
Era ya demasiado, luego de que en su discurso en Miami Romney no mencionara la palabra Cuba y
nombrara como candidato a la vicepresidencia a un congresista con un
pasado de votaciones contra las restricciones de viajes a la Isla.
La mafia se activó rapidamente y ha logrado que en el documento
se reafirmen “los principios codificados en la ley norteamericana como
condiciones para eliminar las sanciones al comercio, los viajes y las
finanzas” -entiéndase Ley Helms Burton de 1996- además de ratificar el trabajo de la Comisión para la Ayuda a una Cuba Libre -creada por George W. Bush-
y proclamar que “afirmamos los principios de la Ley de Ajuste Cubano
de 1966 como reconocimiento de los derechos de los cubanos que huyen
del comunismo”.
Gracias al dinero y el tráfico de
influencias, los xenófobos que creen en los roles únicos de Estados
Unidos se han puesto de acuerdo con los que llevan más de cincuenta años
esperando que el gobierno de ese país les devuelva a Cuba. No caben
dudas, entre dinosaurios anda el juego y si llegan de nuevo al poder el
que perderá es el pueblo norteamericano y los cubanos humildes de Miami que aspiran mayoritariamente a una relación normal con su país de origen.
(Publicado en CubAhora)
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