Cuenta de antiguo la Ilíada la
cólera de Aquiles, por la que éste hijo de Peleo se negó
a combatir, debido a que Agamenón le arrebató una esclava, y cuenta de
reciente El Herald que la Ileana de Miami
pelea y entra en cólera porque, según ella, el gobierno cubano no
se ocupa adecuadamente de la salud de sus ciudadanos. Pero quien conoce a
la congresista Ileana Ros
-presidenta del Comité de Relaciones Internacionalres de la Cámara de
Representantes de Estados Unidos- sabe muy bien que su pelea es por
volver esclava Cuba, para la que ha solicitado al presidente Obama el mismo trato que el dado a Libia.
El motivo aparente por el que pelea
Ileana es que quiere saber más sobre el municipio de Manzanillo, en la
oriental provincia de Granma, donde se produjo un brote reconocido como
cólera por el Ministerio de Salud Pública cubano. Las autoridades
sanitarias cubanas publicaron una información para conocimiento de la
población, en la cual se reconocía la muerte de tres personas mayores de
sesenta años que padecían enfermedades crónicas y la existencia de
cinco decenas de afectados con características propias de esta peligrosa
enfermedad.
La versión de los enemigos de la Revolución cubana, fundamentalmente en los Estados Unidos, es
otra. Ellos se montaron de inmediato en ese carro para desarrollar una
campaña más contra el gobierno de la Isla con informaciones como: “ más
de quince muertos del cólera en Cuba, “ victimas del cólera en La
Habana”, “gobierno cubano oculta epidemia del cólera”, todo esto ajeno a
las medidas sanitarias tomadas de inmediato en el territorio afectado y
el control y atención médica adecuada a los ciudadanos enfermos a casi
mil kilómetros de la capital cubana. Se buscaba repercutir como caja de
resonancia en algunos países y sectores, seguidores permanentes de las
políticas de Washington, con vistas a generar, entre otras cosas, dudas
en las personas que viajan a Cuba.
Sin embargo, sólo en Islas Vírgenes -un
archipiélago muy dependiente de EE.UU.- informaron acerca de que debían
tomarse medidas con los viajeros procedentes de la Isla y a pesar de que
en México se estableció un control sanitario a los vuelos procedentes
de Cuba, hasta el momento no ha sido reportado ningún caso positivo. En
Venezuela publicaron en el periódico El Universal una
información acerca de que el gobierno bolivariano debería tomar medidas
con la entrada de los cubanos a este hermano país, y desde luego se
conoce a quiénes pertenece este diario caraqueño.
Una cosa es la lógica preocupación para
evitar cualquier mal en la población y otra es deformar la realidad de
un brote en sólo uno de los 169 municipios cubanos, controlado por las
autoridades sanitarias, con el cuidado garantizado de los pacientes y
con los medicamentos gratuitos y la atención profesional correcta para
sus ciudadanos. La CNN, en un reporte desde Manzanillo acaba
de difundir declaraciones del director nacional de epidemiología de
Cuba que afirma: “Nosotros podemos decir categóricamente que no hay otro
brote en cualquier otra provincia” y que “el número de casos está
disminuyendo”.
Podríamos recomendarle a la señora Ros
-que pide reforzar el bloqueo contra los cubanos- algunos medicamentos
para pacientes siquiátricos y enviárselos para controlar su cólera; que
no es otra cosa que la soberbia y el odio por no poder resistir que
exista una Revolución en Cuba desde hace más de 50 años que dotó al
país de un sistema de salud universal y gratuito para todos sus
habitantes y que sus diatribas no hayan podido mover un centímetro
nuestra causa.
Han pasado muchos años y muchas mentiras
procedentes de Miami, y el mundo está acostumbrado a oír -y no creer- un
infundio más sobre lo que pasa realmente en Cuba, que jamás volverá a
ser esclava a pesar de los deseos coléricos de personas como Ileana Ros.
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