La economía mundial, que en realidad no se ha recuparado de la
recesión de 2009, sigue pendiente de la solución de la crisis europea,
aunque Estados Unidos y los países emergentes dan señales preocupantes,
estiman economistas reunidos en el sur de Francia.
“La crisis sigue ahí”, dice Olivier Pastré, miembro del círculo de
economistas que organiza cada año debates en Aix-en-Provence, en el sur
de Francia.
“No se han hecho todas las reformas necesarias para esbozar una
recuperación, por lo que las mismas causas producen los mismos efectos”,
dice este profesor universitario.
Según su colega Anton Brender, “está claro desde mediados de 2012 que la recuperación mundial está amenazada”.
Entonces, ¿rebote o recaída? Desde el inicio de la crisis, la
cuestión preocupa a los expertos. “El problema es que pasamos sin
solución de continuidad del exceso de optimismo al exceso de pesimismo,
tan infundado el uno como el otro”, lamenta Pastré.
En los últimos meses, el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisa sus previsiones tanto al alza como a la baja.
La próxima entrega será mala, advirtió el viernes Christine Lagarde.
La directora gerente del FMI ha reconocido que las perspectivas son “más
preocupantes” y habla de nuevo de una “crisis mundial”.
Según ella, las inversiones, el empleo y la producción “se han
deteriorado” y “no solo en Europa o en Estados Unidos, sino en numerosos
países clave como Brasil, China e India”.
No obstante, la zona euro es el epicentro de todas las preocupaciones.
“El deterioro de la preocupación no sólo deprime la demanda en una
gran parte de la economía mundial, sino que la crisis del euro
desacelera peligrosamente el crecimiento en Estados Unidos y en los
países emergentes”, dice Brender.
Para este economista, esta situación es “particularmente preocupante”
ya que “si el motor estadounidense se calara, sería muy difícil volver a
arrancar”, debido sobre todo al déficit público de Estados Unidos. El
problema sería entonces que se pasaría de la “gran recesión” a una nueva
“gran depresión”.
La solución en su opinión es que se suavice la austeridad de los
Gobiernos europeos, ya que mata cualquier conato de recuperación.
Los economistas presentes en Aix están divididos, no obstante, sobre el futuro de la zona euro.
“Más bien optimista”, Olivier Pastré dice que “la Unión Europea no
había avanzado nunca tanto como durante esta crisis”. Y Christian
Stoffaës asegura que los “mercados financieros han tenido que constatar
que habían subestimado el apego al euro” de los europeos.
En cambio, eterno agorero, Nouriel Roubini considera por su parte que
los esfuerzos realizados por la zona euro “no bastan”. Si no se dota de
una ‘bazuca’ finaciera contra la especulación “en las próximas semanas,
más que en los próximos meses, Italia y España van a perder su acceso a
los mercados” debido al aumento de los tipos de interés que tienen que
pagar por su deuda, lo que amenaza con empeorar la situación.
Pero la economía se tambalea también fuera de Europa.
El FMI también ha dejado claro que la recuperación estadounidense
sigue “apática y sometida a riesgos altos” debido a las tensiones
financieras en la zona euro y a los problemas presupuestarios en Estados
Unidos.
En cuanto a China, la segunda bajada de los tipos de intéres en un
mes anunciada esta semana hace temer una desaceleración mayor de la
prevista. La desaceleración del crecimiento de las potencias emergentes
“es a la vez conyuntural y estructural”, dice Pastré, ya que “es más
fácil salir de la absoluta pobreza que superar el umbral actual creando
una clase media y una economía sólida”.
Según este, “la zona euro no es el único peso muerto de la economía
mundial”. “No es una primicia para nosotros, los economistas”, dice,
“pero está bien que al fin aparezca”.
(Con información de EFE)
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