Por José Manzaneda*
Tomado de La pupila insomne
Noticia
en el informativo del canal privado colombiano NTN24 (1): “Testimonio
clave: habló en Cuba el español que resultó herido en el accidente de
tránsito que terminó con la vida del disidente Oswaldo Payá. Ángel Carromero declaró ante las autoridades que él conducía el automóvil en el que viajaba el opositor. Señaló que no alcanzó a ver una señal de tráfico para reducir la velocidad y que perdió el control del vehículo, que salió de la carretera. Las palabras de Carromero, dirigente de Nuevas Generaciones del Partido Popular en España, desvirtúan así la versión de la familia de Payá, que señala que el disidente fue asesinado”.
La tesis del supuesto “asesinato” de los
“disidentes” cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero es el centro de una
nueva gran campaña mediática contra el Gobierno cubano (2).
A pesar de haber sido desenmascarada
absolutamente por el testimonio del propio conductor del vehículo
accidentado, esta mentira sigue ocupando la agenda informativa, y
tapando un elemento esencial en los acontecimientos: las
responsabilidades de tipo penal del político del Partido Popular español
Ángel Carromero, conductor y causante directo de la muerte de dichas
personas. Si aplicáramos el Código Penal español, y de probarse un
delito como el de conducción temeraria con resultado de muerte,
Carromero podría enfrentarse –en su país- a una pena mínima de cárcel de
2 años (3). Las aceleradas gestiones del Gobierno español para que el
político salga de la Isla son un intento evidente de evitar la
aplicación de la Justicia cubana (4).
En este sentido, no pocos medios han especulado sobre una supuesta retención ilegítima de Ángel Carromero en Cuba,
con fines de chantaje (5). Un representante del Partido Popular -el
diputado y secretario técnico del PP Teófilo de Luis- desmentía esto
ante las cámaras de un canal colombiano, confirmando que la Justicia
cubana está siguiendo un protocolo común a este tipo de casos (6).
Pero volvamos a la tesis del “asesinato”.
En los últimos días centenares de diarios, radios, televisiones y webs
de todo el mundo han reproducido, hasta la saciedad, las acusaciones de
la familia del fallecido Oswaldo Payá y de otros miembros de la llamada
“disidencia” cubana, acerca de la supuesta embestida de un vehículo
camuflado, que sería el origen del accidente (7).
Esta versión, a pesar de quedar
desmontada por las declaraciones del conductor, sigue siendo difundida
por medios de todo el mundo, que tratan de sacar provecho del morbo
periodístico. Finalmente, “disidencia” cubana y medios internacionales
persiguen que la duda y la sospecha queden instaladas para siempre en
una ciudadanía ya permeable a cualquier mensaje culpabilizador del
Gobierno cubano.
El funeral por Oswaldo Payá ha sido
también objeto de todo tipo de exageraciones informativas. Canales de
televisión de todo el mundo, como el español La Sexta, hablaban de la
presencia en él de miles de seguidores de Payá (8). Los medios han
tratado de presentar como “disidentes” al vecindario entero del barrio
habanero de El Cerro, que durante el funeral salió de sus casas atraído
por el despliegue de cámaras de televisión extranjeros. Lo cierto es que
entre familiares, amistades, “disidentes” venidos de toda Cuba,
corresponsales extranjeros y diplomáticos no llegaban a cien personas
las que acudieron a la iglesia de San Salvador del Mundo, mostrando una
vez más el apoyo popular absolutamente residual de la llamada
“disidencia” cubana (9).
Los medios han asegurado también que al
menos medio centenar de personas fueron detenidas durante el funeral,
cifra absolutamente inflada (10). La propia bloguera “disidente” Yoani Sánchez,
en su crónica para el diario español “El País”, daba los nombres de
–exactamente- 5 personas arrestadas, que fueron –por cierto- puestas en
libertad horas después (11). Ninguna de estas personas fue golpeada -tal
como se aprecia en las imágenes de varios canales internacionales
(12)-, algo que contradice la versión publicada en numerosos medios
sobre una supuesta intervención policial a golpes (13).
Por supuesto, el sistema mediático no ha
dejado el menor resquicio para quienes rebaten sus versiones
informativas oficiales. El político español Cayo Lara
ha sido víctima, en los últimos días, de un escandaloso linchamiento
mediático por recordar –sencillamente- que Oswaldo Payá falleció en un
accidente de tráfico, y que su muerte es igual de lamentable que la de
tantas miles de personas en el mundo que mueren en circunstancias
similares (14). Pero decir públicamente algo tan evidente puede supone
empezar a pagar el precio de la verdadera disidencia.
*Coordinador de Cubainformación.
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