En ocasión de celebrarse hoy 18 de julio el Día de los niños
Por Sergio Rivero Carrasco
Hoy es el tercer domingo de julio y en Cuba celebramos el Día
de los niños, las personitas más importantes de la nación y por las que se
hacen ingentes esfuerzos por su educación, por lograr en ellos, con la
sencillez que puede caracterizarnos como cubanos, el amor por la familia, los
amigos, vecinos y maestros, el amor por su Patria.
En medio de una crisis que pone en peligro hasta la
existencia de la especie, en la que se sortea hasta el más mínimo alimento, un
puesto de trabajo, un espacio bajo un techo, los niños en el mundo constituyen un
blanco seguro de la explotación, la desnutrición, el hambre…
Hace varios años en este mismo blog publiqué un trabajo bajo
el título “Ninguno de los niños de la calle es cubano” , en él exponía cuánto
hacía el gobierno cubano por lograr que fueran los niños los seres más importantes de
la sociedad y hacia ellos se dirigía todo el bienestar. No obstante, tuve un
comentario que me ubicaba un poco en la estratósfera o en la punta de una
estrella al referirme:
“Una pregunta ¿tu
paseas por las calles de Cuba? Es que vives en la nube del poder alejado del
pueblo. Baja algún día a los de a pie y verás cuanta miseria ha generado el
régimen”.
Como
es tan evidente para las personas habituadas a transitar por las calles, sentir
la algarabía juguetona en las escuelas, los pequeños cantando, bailando,
realizando ejercicios físicos en las áreas deportivas, dueños prácticamente de
los clubes de computación y electrónica o integrantes de los círculos de
interés dedicados a un crisol de especialidades de todo tipo, no podía hacerse
eco de tamaña expresión, que hice caso omiso porque pude calar su intención,
pero…
¿En
realidad los niños cubanos viven en la miseria? En un día como hoy en que los
adultos les entregamos una vez más nuestros corazones para dar cobija a este
merecido homenaje, con los recursos de que disponemos sin pasarelas exóticas ni
el juguete electrónico del último modelo, pero sí con la seguridad de crecer
sanos y fuertes, cultos y virtuosos, pero sobre todo, amados.
Tengo
nietos y siento la tranquilidad de que ellos salen hacia la escuela con toda
seguridad del regreso; los policías y militares, lejos de amenazarlos o
maltratarlos, son sus amigos y protectores mayores… Guardo una foto que ubicaré
a continuación que derrumba mi corazón cada vez que tropiezo con ella.
¡Obsérvela! Fije su vista en el rostro de la infante y si puede hacerme llegar
su opinión, dígame si alguna vez ha visto en Cuba semejante barbarie?
Vivimos
en un país pobre, bloqueado hace más de 50 años y asediado por la campaña
mediática más irracional y bárbara que haya visto la historia y sin embargo, la
Revolución ha entregado a su pueblo dignidad y bienestar. Los que peinamos
canas aún recordamos los horrores del capitalismo y los que por razones de
trabajo han podido brindar su aporte solidario en otros países latinoamericanos
o africanos, han podido vivir en carne propia los grandes contrastes y el
sufrimiento de los niños sin acceso a la educación, la salud, la cultura,
sencillamente, sin derecho a ser seres humanos.
Permítanme
en este día, dedicarle a los niños un rayo de sol, un sorbo de lluvia, la flor
más hermosa de la tierra, la paz que merecen para crecer buenos y honrados,
pero sobre todo, les deseo mucha salud junto a una interminable sonrisa extendida
hasta que su cabello se torne plateado.
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