POR DALIA GONZÁLEZ DELGADO
El
Presidente Barack Obama tiene una buena agenda de promesas
incumplidas. Durante su segundo periodo, tendrá la oportunidad de un
cambio verdadero y no solo el "lavado de rostro" que hemos visto en
los últimos cuatro años.
La ceremonia de toma de juramento en el Capitolio fue, como
siempre, pomposa, aunque menos que la del 2009, cuando 1,8 millones
de personas se reunieron para celebrar la llegada a la Casa Blanca
del primer presidente negro, que todo el tiempo prometió cambios.
En aquella ocasión Obama agradeció a los estadounidenses que
hubieran escogido "la esperanza y no el miedo". Este lunes, al mismo
tiempo que hacía gala de su carisma, tuvo frases más mesuradas,
quizás consciente de sus limitaciones. Sabe que enfrenta una
situación política cada vez más polarizada, no solo entre demócratas
y republicanos, sino entre liberales y conservadores.
Algunos analistas calificaron la ceremonia como un "espectáculo
hispano", como si con eso Obama pudiera complacer a todos los
latinos que votaron por él, a pesar de no haber logrado la prometida
reforma migratoria.
Así, la única jueza hispana de la Corte Suprema de Justicia,
Sonia Sotomayor, tomó juramento al vicepresidente Joe Biden; Richard
Blanco leyó una poesía y el párroco Luis León dio el sermón, que
incluyó una bendición en español.
"Nuestra travesía no estará completada hasta que encontremos una
manera mejor de darle la bienvenida a los esforzados y esperanzados
inmigrantes", subrayó el presidente.
Ese país pide a gritos una ley global que incluya la legalización
de aproximadamente 11 millones de indocumentados, y resuelva
problemas de seguridad fronteriza.
"Una década de guerra está terminando", aseguró. "Creemos que la
paz y la seguridad verdaderas no requieren una guerra perpetua". No
obstante, se apresuró a aclarar que "apoyaremos la democracia de
Asia a África, de América al Cercano Oriente, porque nuestros
intereses y nuestra conciencia nos llevan a actuar en nombre de
aquellos que anhelan la paz". La traducción libre de esta frase
podría ser "seguiremos matando personas en nombre de la democracia.
Tal vez no con tropas sobre el terreno sino con métodos más
sofisticados como los drones".
Para "responder a la amenaza del cambio climático", advirtió que
"el camino hacia las fuentes de energías sostenibles será largo y a
veces difícil", pero "Estados Unidos tiene que estar al frente". La
política medioambiental cobró protagonismo en la recta final de la
campaña presidencial, luego del huracán Sandy, cuyos efectos aún
siente la población más pobre de New York y New Jersey.
Durante el discurso de este lunes, Obama esquivó los temas
económicos, y solo se limitó a decir que "una recuperación económica
ha comenzado".
"No creemos que en este país la libertad esté reservada a los
afortunados o que la felicidad sea algo de unos pocos", agregó el
mandatario, que desea aumentar los impuestos a los más ricos pero
hasta ahora poco ha conseguido. "La prosperidad debe descansar sobre
los hombros de una clase media en ascenso". Lo cierto es que los
estadounidenses reciben hoy ingresos medios menores que cuando Obama
asumió la presidencia. El salario real de un adulto es inferior al
que existía en 1968, y los economistas predicen que el desempleo
actual no regresará a la normalidad hasta el 2017.
La máster en Ciencias, Liliana Fernández Mollinedo, profesora de
historia de la Universidad de La Habana, declaró que
"Obama tiene la oportunidad de emprender acciones más firmes y ser
más consecuente con las promesas que realizó durante la campaña
presidencial del 2008. Hay que ver si tiene la disposición y si
contará con el apoyo del Congreso, pues en ese país el presidente no
centraliza el poder y el proceso de toma de decisiones es muy
complejo".
"En caso de tener la disposición, Obama priorizará su agenda
doméstica, donde la reforma migratoria es un asunto pendiente",
asegura la especialista del Centro de Estudios Hemisféricos y Sobre
Estados Unidos (CEHSEU).
"Nosotros, el pueblo", repetía Obama una y otra vez. Cuando se
redactó la Constitución, que comienza con esa misma frase: "We, the
people", el "pueblo" era un sector limitado de la población. Eso no
ha cambiado.
Pero los estadounidenses decidieron reelegir a su presidente, y
confían —no les queda otra— en que cumpla sus promesas. Podríamos
darle el beneficio de la duda, pero es probable que durante los
próximos cuatro años solo llueva sobre lo mojado.
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