- América Latina muestra este 2012 un panorama social, político y económico que, quizás como nunca antes, manifiesta su pujanza en el escenario mundial...
América Latina muestra en este
2012 una serie de particularidades que demuestran el ascendente papel
del Estado en las cuestiones fundamentales de numerosas naciones, con lo
cual, como región, pudo alcanzar un moderado crecimiento económico y
reducir índices en el desempleo, pobreza, hambre, y otros flagelos
inherentes al neoliberalismo y la crisis capitalista global.
En su análisis anual sobre Latinoamérica, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) indicó que este año la región crecerá un 3,8 por ciento, tras una desaceleración moderada, prevista en países como Brasil -con los números más significativos en el escenario continental- superior a lo planificado, que era 2,9 por ciento. Por subregiones, el Caribe crecerá 1.6%, Centroamérica 4,4% y América del Sur 2,8 por ciento.
En ese punto coinciden también varias firmas internacionales, las cuales coinciden en que en el 2013 la situación económica mejorará en su conjunto, al ritmo del crecimiento de los seis últimos años- y América Latina volverá a crecer, aunque siempre previendo el comportamiento de Brasil para evaluar ese pronóstico (pasaría de 1,6 en 2012 a 3,3 por ciento en el próximo año).
En ese contexto, sobresale aún la cifra de pobres, un lastre que comenzó durante la colonización y tuvo un auge a fines del siglo XX y el XXI, con el incremento del sistema económico neoliberal. En 2012, y a pesar de la acción del Estado en el control y redistribución de la riqueza en naciones donde hay gobiernos de centro o centro-izquierda, los números continúan siendo significativos: el 28,8 por ciento de los latinoamericanos, o sea, 167 millones de seres humanos, la tercera parte del conjunto poblacional, es afectada por ese flagelo, y 66 por ciento de ellos son pobres extremos o indigentes.
Pero también, como tendencia, hay un auge de una naciente clase media baja en aquellos países donde el Estado ha fomentado planes de desarrollo económico y social, y ha habido un notable cambio en la distribución de la ganancia nacional, en consonancia con los programas sociales.
CAMBIOS EN AMÉRICA LATINA
El 2012 muestra varios escenarios políticos.
Uno de los principales acontecimientos en la región, por su repercusión a lo interno y al exterior, son las negociaciones de paz emprendidas por el gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), que tienen lugar en La Habana - Cuba es garante junto con Noruega de ese proceso-. El diálogo constituye un paso sólido en la búsqueda y garantía de la tranquilidad ciudadana en ese importante país latinoamericano, que se ha propuesto la paz como elemento imprescindible para el crecimiento y desarrollo.
La reelección, en octubre, del presidente venezolano Hugo Chávez, quien recupera su salud en la actualidad en Cuba, resultó otro hito importante este año, no solo para el futuro de la Revolución Bolivariana, sino para el resto de América Latina y El Caribe, e incluso el mundo, pues los principios del gobierno de ese país han tejido una red integracionista que ha mejorado la calidad de vida en un alto número de poblaciones del área, mediante el fomento de empresas grannacionales en Suramérica y El Caribe. También Venezuela mantiene importantes relaciones comerciales con Rusia, Irán y China, entre otros.
El triunfo de las ideas chavistas en las elecciones de este mes para gobernadores estaduales es una demostración de que las ideas revolucionarias del Mandatario han transformado la conciencia de una población mayoritariamente patriota, que encontró en el proyecto Socialismo del Siglo XXI una alternativa a los modelos capitalistas, entre ellos el neoliberalismo en sus diferentes vertientes.
Altos índices de aprobación por parte de sus ciudadanos han tenido en el 2012 los Mandatarios de naciones donde imperan nuevos proyectos políticos —Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Argentina, Uruguay y Brasil, entre otros-, mientras que resulta significativo que en Chile y Paraguay, con líderes conservadores, los porcentajes favorables son ínfimos y las protestas callejeras y manifestaciones ciudadanas contra el capitalismo han sido continuos.
En junio de este año, el presidente paraguayo, Fernando Lugo, fue destituido por un golpe de estado parlamentario orientado por Estados Unidos —como antes fue derrocado Manuel Zelaya en Honduras en el 2010-, que mantiene una estrecha vigilancia sobre los regímenes progresistas de América Latina, con sus amenazas expresas en maniobras militares conjuntas, el merodeo de la IV Flota de intervención, bajo el Comando Sur, en aguas suramericanas y otras expresiones, más ocultas, con advertencias de sus pretensiones hegemonistas en la zona.
En México, el Partido Acción Democrática fue derrocado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las presidenciales, luego de que, terminados dos mandatos, el saliente presidente Felipe Calderón dejara tras de sí una nación sumamente dependiente de Washington y la derrota institucional ante el narcotráfico, que causó la muerte a más de 60 mil personas.
El fenómeno de la inseguridad ciudadana por la violencia desatada por los narcotraficantes y la delincuencia mantiene en jaque a la mayoría de las naciones de Centro y Suramérica, desde donde parte la droga hacia Estados Unidos, el principal consumidor del mundo.
Las mafias organizadas en torno al narcotráfico —cuyos jefes, se dice, se mueven en las altas esferas políticas y económicas - mueven billones de dólares cada año, por lo que resulta un lucrativo negocio en el que solo pierden los jóvenes latinoamericanos utilizados como carne de cañón (vendedores o mulas), y las poblaciones civiles sin conexión con ese flagelo.
En medio de este panorama, siguen fortaleciéndose los movimientos estudiantiles y sociales, que en naciones como México, Chile, Paraguay, abogan por cambios en las estructuras políticas nacionales, a fin de insertarse en los proyectos revolucionarios del área y sus beneficios en todos los órdenes.
La integración latinoamericana, que ha tenido un paladín en el presidente venezolano Chávez, ha continuado fortaleciendo y perfilando sus organismos a fin de potenciarlos en el 2013, aunque este año hubo importantes intervenciones en torno a cuestiones políticas nacionales, como ocurrió durante el golpe de estado contra Lugo.
Organizaciones como la Alternativa Bolivariana para los países de nuestra América, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la Unión de Naciones Suramericanas, el ingreso de Venezuela y Bolivia al Mercado Común del Sur, representan el interés regional de pasar a un estatuto superior de unidad, en el que prime como principio la colaboración y la solidaridad, tanto en lo económico, como lo político y lo social.
El 2013 trae nuevos retos y riesgos para América Latina y El Caribe, pero estas tierras mantienen su continuo movimiento de transformaciones, búsqueda de soluciones y resistencia ante los enemigos comunes.
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