Por Juan Alfonso Fernández González*
Tomado de lapupilainsomne
La Unión Internacional de Telecomunicaciones
inauguró esta semana en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, la Conferencia
Mundial de Telecomunicaciones Internacionales, la cual sesionará por 15
días con el objetivo de revisar el Reglamento de las Telecomunicaciones
Internacionales.
La celebración de este evento ha estado precedida por una campaña de
prensa negativa financiada y organizada desde los Estados Unidos y que
ha resonado en numerosos medios de todo el mundo. Pero antes de entrar
en detalles, hagamos un poco de historia…
En 1865 fue fundada la Unión Telegráfica Internacional (UTI) por 20
estados. Ese mismo año, en el marco del Convenio Telegráfico
Internacional, se establece el primer reglamento del servicio
telegráfico. En el año 1932 la Unión Telegráfica Internacional cambió su
nombre por el de Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), y
posteriormente, en 1948, en virtud de un acuerdo con la recién creada Organización de las Naciones Unidas, la UIT se convirtió en su agencia especializada en el sector de las telecomunicaciones.
Por su parte, el Reglamento de las Telecomunicaciones Internacionales
(RTI) tiene su génesis en el reglamento del servicio telegráfico de
1865 y los reglamentos telegráfico y telefónico de 1932. El mismo surge
ante la necesidad de contar con disposiciones con carácter de tratado
aplicables a los servicios y redes internacionales de telecomunicaciones
para, entre otros aspectos, establecer los principios generales de
prestación de servicios y su funcionamiento, fijar las reglas de
interconexión y compatibilidad mundiales y servir de base al desarrollo
del sector en todos los países.
La versión actual del RTI es un tratado firmado por 178 países en
1988 y aplicado en todo el mundo desde que entró en vigor en 1990.
Entonces, ¿Por qué tanto alboroto ahora?
INTERNET ES LA CULPABLE
En el año 1988, cuando el RTI se revisó por última vez, Internet no estaba muy extendida, por lo cual no se menciona en el Reglamento.
Sin embargo, hoy en día Internet y sus tecnologías asociadas constituyen
una parte fundamental y creciente de las telecomunicaciones
internacionales. Por tanto, uno de los temas en discusión en la
Conferencia que se celebra en Dubai es la modificación y ampliación del
Reglamento de las Telecomunicaciones Internacionales para incluir el
tema de Internet.
En efecto, durante el proceso preparatorio del evento muchos Estados
Miembros de la UIT han presentado propuestas sobre Internet, la mayoría
sobre dos temas que preocupan a muchos países: su aspecto económico y su
seguridad. Sin embargo, la campaña orquestada desde los EE.UU. acusa a
la UIT y a las Naciones Unidas de querer “controlar”, “restringir el
acceso” o “imponer censura” a Internet.
DOBLES RASEROS E INTERESES
Pero Estados Unidos es precisamente quien controla los recursos
críticos de Internet a través de la Corporación de Internet para la
Asignación de Nombres y Números (ICANN); quien restringe el acceso a
sitios de Internet a países, como a Cuba, a los que le aplica medidas
unilaterales violatorias del derecho internacional; y quien impone
censura a contenidos de Internet que afectan sus intereses, como por
ejemplo, los del sitio Wikileaks.
Además, son estadounidenses las principales empresas de contenidos y
de infraestructura que controlan y reciben la mayoría de los flujos de
dinero en Internet. Y también los EE.UU. es uno de los países que
consideran a Internet como teatro de operaciones militares. Por tanto,
el intento de desacreditar a la UIT y a la Conferencia Mundial de
Telecomunicaciones Internacionales tiene por finalidad evitar cualquier
modificación al Reglamento de las Telecomunicaciones Internacionales que
pueda afectar este dominio de facto que tienen sobre Internet.
Pero también persigue unos propósitos más fundamentales.
REGULAR O NO REGULAR, ESA ES LA CUESTIÓN
Internet, al no estar contemplado en el Reglamento de las
Telecomunicaciones Internacionales aprobado en 1988, no ha estado
sometida a regulación alguna, sólo a la ley del mercado y del más
fuerte. Luego, una de las cuestiones primarias que se discuten en Dubai
es si se considera a Internet un servicio de telecomunicaciones y, por
tanto, es susceptible de ser regulada. Esto no es una discusión
puramente técnica, pues la misma tiene implicaciones importantes para
las personas que reciben los servicios de telecomunicaciones.
Por ejemplo, una de las regulaciones del sector de las
telecomunicaciones es la “obligación de servicio universal” bajo la cual
los operadores deben suministrar el servicio de telecomunicaciones en
todos los lugares y no sólo en aquellos donde obtengan ganancias. Esta
regulación es la que ha permitido que en las zonas rurales o urbanas de
bajos ingresos exista el servicio de telefonía. Sin embargo no hay una
regulación equivalente para el servicio de Internet.
Otro ejemplo es la regulación que obliga a los proveedores de
servicios telefónicos a tener su propia fuente de energía eléctrica para
poder garantizar la disponibilidad del servicio ante emergencias. Los
proveedores de Internet no tienen que cumplir con esta regulación a
pesar que la telefonía por Internet es un servicio que está sustituyendo
a la telefonía tradicional. El efecto negativo de no contar con esta
regulación se puso de manifiesto durante la reciente tormenta Sandy
donde la caída de la red de electricidad provocó la caída del servicio
de la telefonía por Internet dejando a miles de personas incomunicadas
en situación de emergencia.
A pesar de estos ejemplos, y de otros que ponen de manifiesto la
necesidad de las regulaciones para corregir los “errores” del mercado
como único ente regulador, los Estados Unidos y sus aliados darán la
batalla en Dubai para que las regulaciones no lleguen a Internet, y
consecuentemente, para que dentro de poco tiempo todas las
telecomunicaciones estén desreguladas.
Esta batalla es una más que los partidarios del neoliberalismo están
librando para tratar de imponer su visión de un mundo donde imperen los
mercados sin ninguna restricción y donde los estados y las instituciones
intergubernamentales, como las del sistema de las Naciones Unidas,
dejen de cumplir sus roles de garantes del interés público.
*Asesor en el Ministerio de la Informática y las Comunicaciones (MIC)
y Profesor Adjunto en la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI)
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