Con paciencia, los maestros enseñan a quienes la vida puso una meta más alta para poder aprender. Autor: Roberto Suárez |
Por Margarita Barrios
Con paciencia y altruismo sin límites, miles de maestros se
aprestan cada día a enseñar a aquellos seres humanos a los que la vida
les hizo, unas veces más difícil, otras, más largo, el camino para
acceder al conocimiento.
Para acompañarlos, orientarlos, estimularlos, tanto a ellos como a su
familia, se creó hace 50 años un sistema de educación tan especial como
suelen ser estas personas, que pretende desarrollar todas sus
potencialidades y propiciarles ser útiles a la sociedad, pero, muy
particularmente, a sí mismos.
La tristeza de quedar olvidados en un rincón —donde nadie pueda
verlos— quedó atrás después del triunfo de la Revolución. Eso no sucede
en Cuba. Convivir con ellos, y darles todas las oportunidades posibles,
hace que nuestro país tenga uno de los sistemas educativos más justos
del mundo, porque no excluye a nadie. Lo del acceso universal y gratuito
a la enseñanza es también un derecho para ellos.
«La Educación Especial, más que un tipo de enseñanza, implica una
política educativa que requiere de una didáctica para personas con
necesidades educativas especiales. Es una forma de enseñar enriquecida
por el empleo de todos los recursos necesarios, los apoyos y la
creatividad de un docente bien preparado.
«Es enriquecedora, porque conduce y transforma, desarrolla el ritmo
peculiar de cada alumno y optimiza sus posibilidades», expresó Moraima
Orozco Delgado, directora nacional de Enseñanza Especial.
La funcionaria asegura que la enseñanza especial más que una red de
escuelas, es un sistema que se interrelaciona con todas las enseñanzas y
brinda a cada educando la atención que requiere en cualquier lugar
donde se encuentre.
«Tienen la misma oportunidad que el resto de sus coetáneos, pueden
acceder a la educación Primaria y Secundaria Básica inclusiva, de
calidad y gratuita.
«El objetivo es que aprendan a partir de desarrollar todas sus
potencialidades, que se les presten los apoyos necesarios con una fuerte
implicación en la preparación laboral, para que alcancen habilidades
para la vida y se puedan integrar a la sociedad.
«Los estudiantes reciben el mismo programa de estudios de la
enseñanza general y se integran otras asignaturas que les permiten,
según sus dificultades, aprender con los retos que les ha impuesto la
vida, pero no quedan excluidos, sino que se incluyen con el fin de
proporcionarles su participación plena, en igualdad de condiciones.
«Para ello se elaboran textos, programas, orientaciones metodológicas
para los maestros, cuadernos de trabajo, así como también aulas para la
logopedia y talleres para que desarrollen sus habilidades manuales»,
explicó Moraima.
«También, en coordinación con el Ministerio de Salud Pública,
recibimos equipamientos para la atención a las diversas patologías:
auditivos, tecnológicos de todo tipo, que nos permiten realizar mejor
nuestro trabajo.
«Tenemos asignaturas específicas, que les proporcionan a los
educandos la compensación y corrección. Se les facilita el aprendizaje
del Sistema Braille a los ciegos y débiles visuales; en el caso de los
sordomudos se les enseña la lengua de señas, y para los autistas el
habla signada, entre otros medios alternativos para la comunicación».
La especialista puntualizó que un elemento importante son los Centros
de Diagnóstico y Orientación, en los cuales se asegura la evaluación
correcta de los niños y niñas, se distingue cuáles son las necesidades y
qué apoyo se les puede brindar, ya sea desde la enseñanza regular o
especial, y significó que el país cuenta con 203 equipos
multidisciplinarios integrados por 1 112 especialistas.
«Estos equipos, de conjunto con el Ministerio de Salud Pública,
trabajan en la detección e intervención de las necesidades educativas
especiales, y también en la prevención para reducir nuevas
discapacidades.
«También se atiende a la familia, que es sin dudas un elemento
fundamental en todo el proceso educativo, no solo para que coopere con
la formación de sus hijos, sino por las afectaciones psicológicas que
pueda tener, así como para asegurar su protección y asistencia».
Entre los logros de esa enseñanza destacó la formación, desde 1981,
de maestros especialistas de nivel superior en Defectología, los cuales
no solo laboran en las escuelas especiales, sino como maestros de apoyo
en centros escolares donde se encuentran insertados alumnos con
necesidades educativas especiales.
«La Licenciatura en Educación Especial, que se imparte en las
universidades de Ciencias Pedagógicas, es una carrera que alcanzó la
categoría de acreditada, lo cual nos llena de orgullo y dice mucho del
nivel que han alcanzado nuestros maestros terapeutas.
«Además, contamos con un número importante de docentes que han
logrado su título de máster en esa especialidad, y ya tenemos también
cien doctores», destacó.
Más adelante, Moraima reconoció que estos logros de la Educación
Especial no serían posibles sin la integración de todos los sectores de
la sociedad en el plan de acción nacional para la atención a los
discapacitados, con las diversas asociaciones como la de Limitados
Físico-Motores (Aclifim), la de sordos (Ansoc) y la de ciegos (Anci);
así como con el programa de empleo para personas con discapacidad,
establecido en 1997.
Educa a tu hijo
De inédita en el mundo calificó Moraima Orozco la experiencia que se
realiza con el Programa Educa a tu hijo, que atiende a los niños y niñas
en edad prescolar a través de vías no institucionales.
En este sentido, la funcionaria explicó que la atención temprana a
los pequeños con alguna necesidad educativa especial es fundamental,
incluso alcanza un carácter preventivo.
Destacó que en este trabajo se vincula el Centro de Referencia
Latinoamericano para la Educación Prescolar (Celep) y el Centro
Latinoamericano y Caribeño para la Educación Especial (Celae). «Se
realiza la preparación de las promotoras y ejecutoras del programa en la
comunidad, con la ayuda de los docentes de la enseñanza especial.
«Hay más de 6 000 niños y niñas de cero a seis años identificados en
todo el país, a los cuales se atiende a través de este programa»,
puntualizó.
Además, explicó que ese sistema de enseñanza participa en el programa
social que brinda apoyo a las madres que no pueden trabajar porque sus
hijos tienen discapacidades severas y no pueden acudir a los centros
escolares.
Inclusión y atención
Si bien el país cuenta con 372 escuelas especiales, con una matrícula
de 39 340 estudiantes y 15 703 docentes, hay más de 70 000 alumnos que
son atendidos en todo el sistema general de enseñanza.
«Cada año transitan de nuestros centros hacia la enseñanza regular
unos 4 000 estudiantes, mientras entre 80 y 100 son entregados
anualmente a la Educación Superior», dijo.
En este mismo sentido explicó que la Logopedia y la Psicopedagogía
tienen hoy una nueva mirada, con la participación de estos profesionales
en la educación Preescolar y Primaria, como atención preventiva.
Igualmente, la especialista puntualizó que los infantes con estas
necesidades disminuyen en el país, debido al alto desarrollo que ha
alcanzado la salud pública.
Moraima insistió en que uno de los retos de la Educación Especial es
lograr la orientación vocacional de todos estos jóvenes. «Alentar sus
posibilidades de empleo, para proteger el derecho al trabajo de estas
personas, y lograr su ubicación en las labores que puedan realizar, lo
mismo por cuenta propia que en el sector público, en las empresas.
«Otro desafío que tenemos es perfeccionar todo lo que hacemos en
materia de preparación laboral, para que nuestros educandos logren su
plena integración social, que es el objetivo supremo de esta enseñanza».
Datos que son orgullo
Antes del triunfo de la Revolución solo existían en el país ocho
escuelas dedicadas a la enseñanza especial, con 20 docentes que atendían
a 134 niños. El 4 de enero de 1962 se inauguró el subsistema de
Educación Especial, que hoy cuenta con 396 centros y una matrícula
superior a los 40 000 estudiantes.
El subsistema atiende a los escolares que presentan diagnóstico de
retraso mental, retardo en el desarrollo psíquico, autismo, trastornos
del lenguaje, baja visión o ceguera, sordera o hipoacusia, sordoceguera,
limitaciones físico-motoras y trastornos de conducta.
La escuela no es la única modalidad de atención. Los estudiantes que
no pueden asistir a un centro por determinadas características de su
patología, reciben las clases en sus casas a través de los maestros
ambulantes; de igual forma, se ha considerado la atención para los que
permanecen mucho tiempo ingresados en los hospitales.
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