En el año 1987, el premio Nobel de economía, Robert Solow, publicó un artículo en The New York Times donde afirmaba que: “las computadoras están en todas partes menos en las estadísticas de productividad” [1].
Esta afirmación expresaba la paradoja que
a pesar de la introducción masiva de la computación en la sociedad
norteamericana no se habían encontrado evidencias de su impacto en la
economía.
Sin embargo,
tras 20 años de estudios a nivel macroeconómico y microeconómico se
llegó a la conclusión que la producción y el empleo de las Tecnologías
de la Informática y las Comunicaciones (TIC) habían contribuido de forma
sustancial al crecimiento de la productividad de los Estados Unidos en
la segunda mitad de los años 90.
En esos años la economía de los Estados
Unidos disfrutó de un “milagro de la productividad”.
El ritmo del
aumento de la productividad del trabajo (PIB por hora) se aceleró
significativamente a partir de los niveles bajos de crecimiento que
persistían desde las crisis petroleras de los 70. De un promedio de
2.08% en el período 1973- 1995 crecieron hasta 4.77% en 1995 – 2000. Las
TIC jugaron un papel central en esta aceleración [2].
Estudios realizados a nivel internacional
permitieron extrapolar esta conclusión a la mayoría de los países
desarrollados. Por ejemplo, se demostró que la inversión en TIC
representó 25% del crecimiento total y 47% del incremento total de la
productividad laboral entre 1992 y 2000 en el Reino Unido [3], mientras
que Europa en su conjunto también disfrutó incrementos en la
productividad del trabajo, aunque a ritmos menores que los EE.UU. debido
a su retraso (respecto a éste) en adoptar las nuevas tecnologías de la
información [4].
Todos estos estudios han demostrado que
la inversión en TIC contribuye significativamente al crecimiento de la
productividad, ya que expande y renueva los bienes de capital y permite
la entrada de nuevas tecnologías al proceso productivo [5]. Por ejemplo,
en las empresas europeas un incremento del 10% en las inversiones en
TIC conllevó a un aumento de la productividad del 0.23% [6].
En el caso particular de internet, un
estudio realizado en 13 países desarrollados mostró que internet fue
responsable del 10% del crecimiento del PIB en los últimos 15 años.
Ello, señala el estudio, es una consecuencia del incremento del
desempeño de las pequeñas y medianas empresas debido al uso de internet y
añade que la misma es un fuerte catalizador para la creación de empleos
[7].
Impacto económico de las TIC en los países subdesarrollados
Un análisis econométrico en 120 países
para estudiar los efectos de la penetración de internet de banda ancha y
otras TIC en el crecimiento económico entre 1980 y 2006 arrojó que en
los países subdesarrollados a cada 10 puntos porcentuales de aumento de
la penetración de los servicios de banda ancha correspondía un aumento
de 1.38 puntos porcentuales del PIB per cápita; la penetración de
internet y de la telefonía móvil se traducía en un aumento del 1.12% y
del 0.81%, respectivamente [8].
Pero es importante señalar que el impacto
macroeconómico de las TIC en los países subdesarrollados es
cualitativamente diferente, ya que los incrementos de la productividad
se generan principalmente en el sector de las TIC y no por la
utilización de ésta en las demás áreas de la economía, mientras que en
los países desarrollados ocurre lo contrario [9].
No debe extrañar que los países
subdesarrollados no estén preparados para extraerle un provecho más
integral a las TIC ya que éstas no surgen y se difunden en el vacío. La
calidad de las instituciones y las regulaciones, las aptitudes de la
población y la infraestructura física son cruciales para el éxito de la
aplicación de las TIC [10].
En primer lugar, el alto costo y la
complejidad del acceso físico a las TIC hace muy difícil prestar
servicios de internet en zonas rurales y en los pueblos pequeños que es
donde vive la mayoría de la población en los países subdesarrollados
[11].
La falta de capital humano es un problema
tanto o más grave. El analfabetismo también plantea un gran problema
para las TIC, sobre todo en lo que se refiere al uso de internet.
Las barreras idiomáticas constituyen otro
impedimento. Por ejemplo, gran parte de la población de América Latina
no sabe leer el inglés, el idioma de internet, ni mucho menos
escribirlo. Para muchos latinoamericanos que viven en zonas rurales, la
lengua materna es un idioma como el quechua, el guaraní o el aymara, ni
siquiera el español, el portugués o el francés.
Más aún, un gran porcentaje de la
población de los países subdesarrollados apenas obtiene ingresos de
subsistencia, por lo que es dudoso que para ellos las TIC sean
particularmente útiles.
Todavía queda un largo camino por
recorrer antes que los hogares más pobres del mundo subdesarrollado
cuenten con los medios para adquirir una computadora y sus propios
servicios de internet.
La llamada “brecha digital” es sólo un reflejo de la brecha económica y social.
Internet para el desarrollo
Pero a pesar de todas las dificultades los países subdesarrollados deben incluir a internet en sus planes de desarrollo.
En concreto, es necesario encontrar los
medios necesarios para fomentar las inversiones en nuevas
infraestructuras y en la creación de capacidad.
Pero hay que tener en cuenta que estas
inversiones se deben realizar en el contexto de la crisis económica
global, donde los esfuerzos de los países subdesarrollados en la
movilización de recursos internos para financiar sus programas de
desarrollo se dificulta, además, por la existencia de mecanismos
económicos y financieros internacionales que establecen los flujos
financieros a favor de los países desarrollados, con lo cual se frustra
todo intento por incrementar sus ingresos externos netos.
Por otro lado, la crisis ha puesto
claramente en evidencia que la globalización del comercio y de las
finanzas exige una cooperación y una regulación mundiales. Pero para
salir de esta crisis y evitar fenómenos parecidos en el futuro es
necesario ir más allá de la regulación bancaria y financiera y abordar
la cuestión fundamental de cómo reactivar y extender el multilateralismo
en un mundo en proceso de globalización [12].
En este sentido la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) tiene un importante rol que cumplir para “seguir
siendo la principal organización intergubernamental en la cual los
Estados Miembros, los Miembros de Sector y los Asociados trabajen
mancomunadamente en pro del crecimiento y el desarrollo sostenido de las
redes TIC, y para facilitar el acceso universal de modo que todos los
ciudadanos puedan participar en la incipiente sociedad de la información
y beneficiarse de la misma.” [13]
En ese sentido, en el año 2009, en el
Cuarto Foro Mundial de Política de las Telecomunicaciones, Cuba propuso
que, para disminuir los efectos negativos de la crisis económica global
en los países en desarrollo y permitirles enfrentar las inversiones
necesarias para el despliegue de las redes de la próxima generación, la
UIT debe:
a) Abogar por un sistema comercial
multilateral de las telecomunicaciones que sea justo, equitativo, y que
se aplique en forma no discriminatoria, no excluyente y transparente, y
que beneficie a todos los países, en especial a los países en
desarrollo.
b) Recomendar para las redes de
próxima generación el establecimiento de un régimen de tarifas y de
pagos de las interconexiones internacionales que proteja a los actores
pequeños y que incluya un trato preferencial a los países en desarrollo,
que permita generar capital y evitar su fuga, de manera que los
ingresos del propio sector de las TIC se puedan utilizar en las
inversiones en infraestructuras.
c) Colaborar con los países de menor
desarrollo con vistas a crear condiciones que los hagan atractivos para
la inversión extranjera directa (IED) en el sector de las TIC.
d) Sumarse al reclamo a los países
desarrollados que aún no lo hayan hecho a que cumplan con el compromiso
de destinar el 0,7% del PNB a la asistencia oficial para el desarrollo
(AOD), e interesarse por que parte de dichos recursos se empleen en las
inversiones en infraestructuras de telecomunicaciones.
e) Abogar porque los mecanismos
multilaterales de gobernanza y los órganos de normalización de las redes
globales sean más democráticos, justos y coherentes, y con una efectiva
participación de los países en desarrollo.
f) Fortalecer la coordinación en el
sistema de las Naciones Unidas y todas las otras instituciones
financieras, de comercio y de desarrollo multilaterales para apoyar el
crecimiento económico, la reducción de la pobreza y el desarrollo
sostenible en todo el mundo. [14]
¿Qué hacer?
Los países del sur subdesarrollado deben apropiarse de internet.
Pero no mediante un ejercicio mimético
que replique el uso que a la misma se le da en los países desarrollados.
Debe adaptarse a sus culturas, valores y objetivos de desarrollo. No
queda más remedio que ser creativos y audaces.
Hay mucho que queda por hacer. Hay mucho que se puede hacer.
***
Referencias:
[1] Solow, Robert. We’d better watch out. New York Times Book Review. pág. 36, 12 de Julio, 1987.
[2] Jorgenson, Dale W., Ho, Mun S. y Stiroh, Kevin J., A Retrospective Look at the U.S. Productivity Growth Resurgence, Journal of Economic Perspectives, Vol. 22, págs. 3-24, 2008.
[3] Notaro, Giovanni, ICT, Output and Productivity Growth in the United Kingdom: A Sectorial Analysis. Centre for the Study of Living Standards, International Productivity Monitor, Vol. 8, págs. 37-46, 2004.
[4] van Ark, Bart, O’Mahony, Mary y Timmer, Marcel P., The Productivity Gap between Europe and the United States: Trends and Causes, Journal of Economic Perspectives, Vol. 22, págs. 25-44, 2008
[5] Pilat, Dirk. The Economic Impacts of ICT – Lessons Learned and Implications for Policy, OECD, 2006.
[6] Van Reenen, John, y otros. The Economic Impact of ICT. Centre for Economic Performance, London School of Economics, Final Report, London, 2010
[7] du Rausas, Matthieu Pélissié, y otros. Internet matters: The Net’s sweeping impact on growth, jobs, and prosperity. McKinsey & Company, McKinsey Global Institute, 2011.
[8] Banco Mundial, Information and Communication Technologies for Development 2009: Extending Reach and Increasing Impact. Banco Mundial, ISBN: 978-0-8213-7605-8, Washington DC, 2009.
[9] UNCTAD, Informe sobre la economía de la información 2007–2008: Ciencia y tecnología para el desarrollo: El nuevo paradigma de las TIC. Naciones Unidas, Ginebra, 2008.
[10] Chong, Luis -coordinador-, Conexiones del desarrollo: Impacto de las nuevas tecnologías de la información. Washington DC, Banco Interamericano de Desarrollo, 2011.
[11] Kenny, Charles, ICT: Promises, Opportunities and Dangers for the Rural Future. [ed.] Martin Warren, University of Plymouth, Proceedings of the Rural Futures Conference, Plymouth, 2008.
[12] UNCTAD, “The global economic crisis: systemic failures and multilateral remedies”, 19 de marzo, 2009.
[13] UIT, Informe del Secretario General al cuarto Foro Mundial de Política de las Telecomunicaciones de la UIT, WTPF-09/3-S, Párrafo 1.3, 2009
[14] Naciones Unidas, Declaración
de Doha sobre la financiación para el desarrollo: Documento final de la
Conferencia internacional de seguimiento sobre la financiación para el
desarrollo encargada de examinar la aplicación del Consenso de
Monterrey, A/CONF.212/L.1/Rev.1*, Párrafo 69, 9 de Diciembre, 2008.
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