MIAMI (AP) — La posibilidad de viajar a Cuba con mayor facilidad se dio durante el primer mandato del presidente Barack Obama.
Quizá por ello Obama recibió un sólido apoyo de los cubano-estadounidenses de la Florida en los últimos comicios, pese a que las medidas mencionadas molestaron a un sector de esa población más conservador. Los sondeos de opinión a boca de urna indicaron que el 49% de los cubano-estadounidenses votaron por Obama, casi la misma proporción que hace cuatro años.
Al mismo tiempo, el electorado de la Florida envió a la Cámara de Representantes a un cubano-estadounidense demócrata de Miami que apoya la expansión de viajes y de envíos de paquetes a Cuba implementados por Obama, a la vez que se inclina por mantener el embargo comercial de hace 50 años. Joe García derrotó al republicano David Rivera, quien fue implicado en un escándalo financiero electoral y que respaldaba la posición tradicional de aislar a Cuba.
Esa victoria ilustra el cambio de actitud de los cubano-estadounidenses procedentes de la isla: sus miembros parecen menos resistentes a los políticos que promueven los viajes a Cuba y más centrados en la economía que en la política con la isla. Esos cambios de actitud podrían tener consecuencias en la política estadounidense con Cuba en los próximos cuatro años, así como en la manera en que los candidatos presidenciales y políticos se dirigen a los cubano-estadounidenses en la Florida —un estado electoral importante— en el futuro.
Empero, sigue habiendo multitud de obstáculos, principalmente la detención del estadounidense Alan Gross por el gobierno comunista cubano, lo que podría retrasar la disminución de las restricciones con Cuba. Gross fue detenido en el 2009 cuando trabajaba en un programa de fomento democrático en la isla; cumple una condena de 15 años por llevar equipo de telecomunicaciones.
Sin embargo, los analistas opinan que el ambiente político es maduro para reducir las restricciones a la política de viajes a Cuba y dieron como argumento tanto el resultado de la elección federal como a los cambios en el Capitolio entre la delegación cubano-estadounidense de Florida.
"El hecho de que el presidente tuviera un respaldo extremadamente bueno de los cubano-estadounidenses en la elección debería darle una buena indicación de que esta comunidad apoya el tipo de medidas que ha promulgado y le gustaría ver que se den pasos adicionales", dijo Tomás Bilbao, director ejecutivo del Cuba Study Group, un grupo de análisis apartidista. Bilbao trabajó en el gobierno del ex presidente George W. Bush en el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano.
Las encuestas indican que la comunidad cubano-estadounidense apoya menos mantener el aislamiento político de Cuba. Una encuesta de la Universidad Internacional de Florida entre cubano-estadounidenses en el condado de Miami Dade en 2011 encontró que 44% se oponía a mantener el embargo y 53% opinó que no funcionó para nada.
Al mismo tiempo, la delegación legislativa cubano-estadounidense de Florida, que había adoptado una línea dura en cuanto a reducir las restricciones de viajes, está cambiando.
Los analistas apuntan a dos acontecimientos en particular: la elección de García, que fue director de la oficina de impacto económico del Departamento de Energía en el primer gobierno de Obama, y a que concluyó el trabajo de la republicana Ileana Ros-Lehtinen, una cubana-estadounidense que ha apoyado una estricta política hacia Cuba, al frente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.
Julia Sweig, integrante del Consejo de Relaciones Exteriores, un centro de análisis, indicó que, en particular, la elección de García fortalecerá el punto de vista en Washington de que el potencial riesgo de aliviar las sanciones económicas contra Cuba "ha disminuido sustancialmente, si es que alguna vez existió".
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